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Pocos pensaban que, tras su retiro, el legendario jugador de futbol francés Zinedine Zidane volvería a sorprender al mundo del balompié. Pero su faceta de entrenador del Real Madrid lo llevó a alturas insospechadas.

El espectacular jugador resultó ser un gran estratega, capaz de auténticas hazañas. Zidane se convirtió en uno de los técnicos más exitosos de todos los tiempos al ganar tres Champions consecutivas, dos súper copas europeas, dos mundiales de clubes y otros títulos locales. El gran jugador entró así al selecto grupo de los entrenadores legendarios.

Hace unos días, Zidane volvió a sorprender a la afición internacional al renunciar al Real Madrid en el mejor momento de su carrera. Habían transcurrido algunas horas de la obtención de su tercera Champions consecutiva cuando se empezó a rumorar en los medios bien informados que se marchaba del club deportivo.

El propio Zidane finalmente lo confirmó. Lejos de sosegar a la afición, el anuncio disparó todo tipo de teorías sobre lo ocurrido. ¿Cómo era posible que, en la cima de la gloria, Zidane abandonara al Real Madrid?

Numerosas teorías se tejieron sobre la inesperada partida de Zidane. La más comentada fue un aparente pleito con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. Se decía que habían chocado con respecto a qué nuevos jugadores se contrataría y a cuáles se dejaría ir.

Los bien informados no creyeron en esta versión, pues Zidane y Pérez no habrían estado discutiendo sobre futuras contrataciones justo en el momento de la celebración. Dado que los rumores sobre la partida de Zidane fueron casi inmediatos, la teoría de una discusión por contrataciones es poco probable.

Más valdría pensar en la inteligencia de Zidane en los momentos de triunfo. No hay mejor momento para retirarse que en la cumbre de la gloria. La lógica indica que difícilmente el Real Madrid lograría un cuarto título consecutivo. ¿Para qué estirar más la cuerda y arriesgar una leyenda recién creada?
Así proceden los buenos jugadores en los casinos. Siempre se retiran cuando ya han tenido demasiada suerte en la mesa de apuestas.

El fenómeno de Zidane recuerda a los Beatles, la banda británica que supo retirarse en su mejor momento. Se ha culpado a Yoko Ono del rompimiento de los Beatles, suposición bastante simplista. Se sabe que el dinero hace maravillas y bandas que se han odiado a muerte se han mantenido vivas gracias a jugosos contratos.

Más que Ono, los Beatles tuvieron el enorme olfato de retirarse cuando debían hacerlo para crear su leyenda. Los reiterados millonarios intentos por volverlos a agrupar no tuvieron éxito. Los Beatles no esperaron la decadencia que acompañó a grandes estrellas del rock, que terminaron sus días haciendo giras de conciertos en países tercermundistas, destruyendo así sus propios mitos.

Las grandes leyendas del rock, como Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Ian Curtis o Kurt Cobain murieron jóvenes. Sus fans no observaron cómo engordaron, envejecieron y fracasaron en ventas discográficas. Los Beatles no tuvieron que morir para ser leyenda, sino retirarse a tiempo. Recuerdo lo ocurrido a los Rolling Stones.

Desde mediados de la década de 1980 tuvieron una horrible decadencia que hizo pensar en lo intrascendentes que serían. Los fans se los imaginaban como futuros ancianos que añoraban las viejas glorias. Por fortuna, su increíble creatividad y longevidad resucitó su leyenda y los salvó del olvido. Sin embargo, son una notable excepción. En cierto momento corrieron el riesgo de desvanecerse como tantos otros. Me duele lo ocurrido a la banda Kiss, mis héroes en la adolescencia. Ahora son patéticos ancianos maquillados que arruinan su mito por no haberse retirado en la cumbre de la gloria.

La lección que nos dio Zidane es la misma que décadas atrás enseñaron los Beatles: hay que saber cuándo retirarse. Cuando el retiro ocurre en plena gloria, la leyenda nunca se desvanece.


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