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Hace unos días me encontraba escuchando una playlist en spotify ochentera y empezó a reproducirse una canción de Timbiriche en la que Thalía después de recibir una llamada de Erick comienza a relatar todas las sensaciones que una invitación al cine le genera: se le detiene el reloj, espera sentada junto al teléfono, no puede dormir y cuando lo hace solo suena con el chico en cuestión, deja de salir con sus amigas y sufre un montón de mutaciones de personalidad que la
llevan a cuestionarse si todo esto es amor.
Segura estoy que muchos de nosotros presentamos la misma sintomatología en la preparatoria –algunos más precoces en la secundaria -. Cuando nos enamoramos, a nivel bioquímico, comenzamos a segregar las famosas hormonas de la felicidad por ello estamos súper contentos la mayoría del tiempo.
Un biólogo nos diría que esto dura aproximadamente unos años ya que permite asegurar la reproducción además de que garantiza a la hembra de que el macho estará a su lado para poder sacar adelante a sus crías.
Desde el punto de vista metafísico, dos personas que tienen el mismo miedo pero en diferente polaridad se encuentran, se complementan y se sanan mutuamente. Sus disfuncionalidades hacen un perfect match porque hay una oportunidad para sanar y de crecer juntos, sin embargo en este proceso se harán daño pues cada quien jalará a su lado, hacia su polaridad. Aquí el enamoramiento es vital, pues si este no existiera no aguantarían éste estira y afloje dentro de la relación .
Aunado a ello, el sexo juega un papel muy importante, pues desde el punto de vista metafísico es el momento mágico y de descanso que se dan estas almas que en condiciones normales se están destrozando al mostrar su lado oscuro mientras se sanan.
Después, cuando las cosas ya no pintan muy bien, comienza a experimentarse la soledad en pareja. Es la más profunda, la más intensa. En ese estar con alguien y sentirse solo se experimenta un dolor que cala hasta los huesos porque ya no hay un compartir, no hay una comunión, no hay una comunicación.
Pero es una invitación de la vida a soltar que muchas veces no es tomada por miedo, por el que dirán, por la comodidad, por el dinero. Aquí el amor esta en dejar, en el desapego, en experimentar tu plenitud, en confiar en la vida que llegara algo de acuerdo a la vibración que estas emitiendo y entonces continuar tu camino.
El amor romántico o enamoramiento es lo que te vende la sociedad como el príncipe y la princesa,de la media naranja, el amor de mi vida … que nos hace sufrir mucho pues crecemos con la idea de que el amor solo tiene esta forma y como nunca logramos perpetuarlo por la eternidad, sufrimos un montón. La sociedad idolatra el enamoramiento y busca hacerlo una forma de vivir, de tal forma que pareciera que si no te enamoras y no ligas en un lapso de tiempo corto eres un fracasado.

Yo hace no mucho me encontré con alguien que decidí hacer parte de mis días y lo que más me agrado es que no se presentó en formato de enamoramiento, ni de serotonina a tope, ni en un “sin ti no soy nadie” “si te vas me muero”. Lo hice con plena consciencia y en plena la libertad. Sin idealizar ni depositar expectativas. Si no un sentimiento puro, surgido de la realidad de lo que es la otra persona, de la dualidad que trae bajo la piel.
Por otro lado, todos los maestros – budistas, taoístas, sufistas – hablan de la neutralidad de la existencia en la que sostienen que la felicidad no depende de lo externo: “Soy feliz porque X me ha dado un like”, “soy infeliz porque Y me ha dejado en visto”. Cuando te das cuenta que la existencia es neutra te empiezas a sanar porque al final la felicidad es un estado de conciencia.
El amor es algo más allá de una relación de pareja, pues en realidad tiene que ver con cómo es que me relaciono yo conmigo, como me relaciono con la vida y como desde ahí doy. No es algo que encuentre fuera, no depende de que conozca a alguien. El responder a la pregunta de ¿Cómo te va en el amor? Depende solo de ti, pues el amor es lo que eres.
La vida se encarga de que vibremos más en el amor a través de las experiencias que necesitamos para la expansión de lo que somos. El amor es una vibración de abundancia, de plenitud, de sentirte uno con el todo, en la que eres feliz solo con ser. No esta condicionado a que ocurra algo bueno o algo malo porque el amor lo ve todo desde la neutralidad y sabe que todo es tal y como tiene que ser.


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