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Pastor Alfonso Herrera Lastra

Un solo corazón para los dos.

Los síntomas eran claros y sin un ápice de duda. Los médicos que se encontraban en la sala analizando losestudios realizados no se hicieron ilusiones.

El cuerpo de Donna Ashlock, de apenas 17 años empezaba a rechazar el corazón de Félix Garza, de 15 años, implantado en ella unos 3 años atrás.

A la chica la llevaron al hospital e inmediatamente ingresó a Cuidados Intensivos, pero desafortunadamente la naturaleza respondió negativamente y Donna murió el 7 de marzo de 1989.

Durante tres años ella había vivido con el corazón de Félix. Dos personas, dos seres, dos vidas de jóvenes, pero un solo corazón.

¿Me permite? He aquí el ideal de todo noviazgo, de todo matrimonio. Dos vidas, dos personas, dos

voluntades, pero un solo corazón para caminar en la vida y tener los mismos sentimientos, sufrir las mismas penas y también gozar las mismas alegrías.

Félix había muerto de un aneurisma cerebral. Presintiendo su muerte había donado el corazón a Donna que en ese momento lo estaba necesitando.

La chica tenía solo 14 años y vivió por 3 años con el corazón de Félix.

¿Qué hace que un matrimonio sea estable y duradero? ¡El amor! Pero cabe entonces la ahora la pregunta,

¿Cómo se fundamenta el buen amor? Sólo cuando ambos corazones, el de él y el de ella laten al unísono, pero igual debemos preguntarnos,

¿Cómo hacer que ambos corazones latan juntos? ¡Ese es el gran secreto de un matrimonio, duradero, estable y feliz a pesar de las desavenencias! Y bien, también la pregunta obligada,

¿Cómo se logra eso? La palabra clave es “compromiso”.

Esos votos que uno y otro se hacen ente un juez, ante un clérigo, ante algunos testigos, pero sobre todo ante Dios, tienen que ser más que sonidos y articulaciones.

Más que leer un papel que se ha escrito con emoción yesperanza. Tienen que estar fundamentados en un compromiso, en una lealtad, una unión para toda la vida.

El compromiso es la clave. El promete lealtad y amor eterno a ella por su parte expresa lo mismo, lealtad y amor.

Todo matrimonio comienza con esos ideales, nadie emprende el viaje con la idea de separarse en corto mediano o largo plazo.

Pero con el tiempo algo pasa: Enfriamiento, disgusto, y a partir de ahí, constantes peleas, gritos, y quizá hasta golpes y finalmente la puerta de la separación se presenta como la opción.

¿Qué ha ocurrido con los matrimonios fallidos o fracasados? Es aquí donde quiero llevarle a un pasaje de Las Escrituras, “Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los que la edifican” (Salmo 127:1).

La verdad es que ambos hicieron caso omiso al “Gran edificador de hogares”, Dios.

Si Dios no es el centro de nuestra vida y de nuestro hogar, nuestra familia corre un serio peligro y a todas luces el fracaso se vislumbra.

¿Quién no ha pasado por una situación de crisis en el matrimonio?

Es ahí donde debe entrar la cordura y la humildad para ser honestos en reconocer que es lo que hemos hecho, que con el tiempo el matrimonio se volvió un campo de batalla hostil en el que los “contrincantes” buscan la manera de ganar la batalla.

Es en este momento que se llega al punto de no retorno, quizá por el orgullo en no reconocer que fuimos los primeros en iniciar la confrontación.

También cerrarnos a la posibilidad de ser sinceros y ver que nuestras acciones lastimaron e hirieron y con la simpleza de ignorar el asunto, creímos se pasaría, total “cualquiera tiene sus errores”, decimos, escabulléndonos de toda responsabilidad de nuestros actos.

Alguien dijo: “no se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas, se equivoca aquel que por temor a equivocarse no acciona”. ¿Y si lo intenta una vez mas?…

Gracias por su atención y que tenga excelente Fin de Semana.


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