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¿Oro o Barro?

Es la estatua de oro más grande del mundo, de una altura de 3 metros y un peso de 5.5 toneladas aproximadamente.

Se encuentra en el “Templo del Buda de oro”, antes, Templo Wat Traimit, en Bangkok, Tailandia.
Permítame compartir un dato interesante de esta estatua de Buda.

Alla por al año 1765 el ejército de Birmania, en la actualidad Myanmar, realizó una incursión bélica a Siam, hoy Tailandia.

Los monjes de un templo budista queriendo proteger la estatua cubrieron el Buda con 12 centímetros de arcilla y la pintaron de color dorado. Durante la invasión los monjes fueron asesinados y el secreto del Buda permaneció oculto durante casi dos siglos.

La estatua sin embargo se mantuvo a salvo.

A mediados de la década del año 1950, un monasterio en las orillas del río, cerca del barrio chino de Bangkok, fue reubicado y movido de su sitio, para hacer una carretera.

Los monjes del monasterio usaron una grúa para mover la estatua del Buda de “arcilla” a su nueva ubicación.

La levantaron con una grúa, y como era mucho más pesada de lo que se pensaba comenzó a resquebrajarse y finalmente un cable de la grúa se rompió y la estatua cayó.

Los monjes dejaron la estatua en aquel lugar y decidieron esperar hasta conseguir un equipo más potente y así terminar el traslado.

Para colmo de males, llegaron las lluvias con una tormenta que dejó a la ciudad anegada de barro y agua, por lo que los monjes cubrieron la estatua con lonas para evitar la humedad.

Pasó el tiempo y un día, en la oscuridad de la noche, el monje principal tomó su linterna y salió para asegurarse de que el Buda estaba cubierto adecuadamente.

La luz de la linterna hizo que brillara una de las grietas que se había formado en la arcilla, se acercó y vio una luz tenue y brillosa, un reflejo de algo debajo de esa capa de arcilla.

De inmediato comenzaron a cincelar cuidadosamente y a sacar fragmentos de barro, lo que hizo que el resplandor fuera más brillante.

Horas más tarde, y con todo el barro removido, los monjes asombrados estaban en la presencia de un Buda de oro macizo.

Por casi 200 años cada generación de monjes cuidó una imagen de barro ignorando el valor que había en su interior.

Por supuesto que para ellos el valor no estaba en el oro, sino en lo que representaba aquella estatua.
Permítame dejarle esta reflexión: Los seres humanos somos muy “curiosos”, por decirlo de alguna manera, pues pasamos mucho tiempo limpiando nuestra imagen externa, y ponemos todo el empeño posible en mostrar una vida que no es nuestra vida real.

Aquellos monjes ignoraban lo que aquella imagen de barro cubría, sin embargo, nosotros frecuentemente estamos conscientes de la débil imagen de barro que mostramos en nuestro entorno social.

Nos esforzamos en el trabajo de limpiar la apariencia para que la gente siga viendo una imagen externa que solo cubre la realidad y que con frecuencia es mala y hasta pésima.

No hay nada mejor que la sinceridad, el vivir una vida genuina, siendo nosotros mismos, con nuestras limitaciones y defectos, pero con el gran deseo de cambiar y ser diferentes…ser transparentes…ser genuinos o ¿usted qué cree?

Gracias por su atención y que tenga un excelente Fin de Semana.


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