Un vaso de leche
Fundado en el año de 1833, en Kensintong, el hospital Kelly para mujeres, sigue siendo uno de los primeros en los Estados Unidos dedicados únicamente a la obstetricia y enfermedades de la mujer.
Juntamente con otros tres médicos renombrados conocidos como “Los Cuatro Grandes” fundan el hospital Johns Hopkins en Baltimore, Maryland.
Se le atribuye la técnica de los “puntos de Kelly”, que se colocaba en la unión uretrovesical para la corrección de la incontinencia urinaria de esfuerzo. De igual manera fue creador de las pinzas hemostáticas que llevan su nombre, estas son algunas innovaciones de su tiempo en el campo de la medicina.
Me estoy refiriendo al Doctor Howard Atwood Kelly, nacido en Nueva Jersey allá por el año de 1858.
Se dice que era un hombre de una profunda convicción cristiana.
Permítame relatarle una breve anécdota.
Se dice que en cierta ocasión un muchacho de escasos recursos vendedor de ciertos artículos (no se precisa cuáles eran sus ventas) se encontraba en una calle y sin moneda alguna en sus bolsillos como para comprar un pan.
El joven, se armó de valor para tocar en una puerta y pedir un bocado de algún alimento.
Tocó la puerta, pero al ver que quien había abierto era una chica de hermoso aspecto se sintió apenado y en lugar de pedir comida pidió un vaso de agua.
La joven entro a la cocina y pensando en el rostro de aquel chico que se veía con hambre, le trajo un vaso de leche. Al terminar de tomárselo, preguntó tímidamente
– “¿Cuánto le debo señorita?”.
La hermosa joven respondió,
— “No me debe nada, mi madre nos ha enseñado a nunca aceptar un pago por alguna bondad”, el joven Kelly respondió amablemente,
— “entonces se lo agradezco de todo corazón”, y se retiró.
Años más tarde aquella hermosa muchacha enfermó gravemente y tuvieron que hospitalizarla.
Los doctores locales estaban muy preocupados por la salud de aquella mujer.
Finalmente la trasladaron a la ciudad donde llamaron a especialistas para que estudiaran su rara enfermedad. Entre aquellos médicos se encontraba el ahora Doctor Howard Kelly.
Cuando el Dr. Kelly observó en la hoja el nombre del pueblo de donde provenía aquella mujer inmediatamente se levantó de su escritorio y se dirigió al cuarto donde se encontraba la mujer.
El doctor Kelly, al verla, la reconoció y regresando a su consultorio se propuso hacer hasta lo imposible para salvar la vida de aquella mujer.
Después de una larga lucha, la batalla fue ganada.
El día que le dieron de alta, la dama y su familia estaban preocupadas por el pago de todo el tratamiento, que obviamente sabían que iba a ser una gran cuenta.
Le llevaron el reporte de gastos al doctor Kelly para su revisión y firma.
El doctor, se concretó a escribir una nota al margen firmando aquella factura.
Cuando le llevaron la cuenta a la mujer, ella con cierto miedo, abrió lentamente la hoja y observó una anotación que decía lo siguiente:
“Pagada hace muchos años con un vaso de leche”.
Antes que otra cosa, permítanme enviar una felicitación y reconocimiento a cada uno de los médicos este 23 de octubre, día del médico… ¡Felicidades!
El rey Salomón escribió hace muchos años una frase muy interesante y que se quedó plasmada en las Sagradas Escrituras: “Echa tu pan sobre las aguas, que después de muchos días lo hallarás” (Eclesiastés 11:1).
Salomón estaba describiendo una inversión que nos será devuelta particularmente en tiempos difíciles.
Quizá ha habido momentos en que el desánimo y desilusión han caído sobre su vida como una sombra oscura, pensar que el esfuerzo no ha sido valorado ni apreciado siquiera con un “gracias”, al contrario, palabras hirientes y de reproche como: ¡es su obligación! ¿no? ¡para eso está! ¡Para eso le pagamos!
En fin, la lista sería larga y creo no vale la pena repetirlas y que sin lugar a dudas ha sabido lidiar con muchas más.
Quiero seguir animándole a continuar “echando su pan sobre las aguas”, no desmaye.
De igual manera a cada uno de nuestros amables lectores les animo a seguir invirtiendo su tiempo, su talento, su habilidad.
Por alguna razón nos estamos haciendo indolentes ante el dolor y la necesidad de nuestro prójimo.
La próxima ocasión que alguien toque a la puerta de su casa pidiendo un vaso de agua, ofrezca un vaso de leche, solo por el placer de ser generosos sin esperar recibir algo a cambio.
Muchas gracias por su atención y que tenga un excelente Fin de Semana… ah, y de nuevo, felicidades a cada uno de nuestros médicos.