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Mi Alma Tiene Prisa

Poema Golosinas

Mario Raúl de Morais Andrade, fue un destacado hombre en la poesía, además de haber sido ser musicólogo, ensayista y novelista no solo en su país natal, Brasil, sino también en el mundo.

Murió un 25 de febrero de 1945 de un infarto a la edad de 52 años.

Entre sus poemas destacados hay uno muy interesante que nos lleva a la reflexión del tiempo perdido y del porvenir, de lo que realmente merece la pena disfrutar, de los anhelos y esperanzas, de las decisiones equivocadas o acertadas, de la sabiduría que pueden traer los años y de lo fugaz es el tiempo.

¿Me permite un momento?

Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.

No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.

No tolero a manipuladores y oportunistas. Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa.

Sin muchos dulces en el paquete, Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.

Que sepa reír, de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa, antes de hora.

Que no huya, de sus responsabilidades.

Que defienda, la dignidad humana.

Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas.

Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.

Sí, tengo prisa, por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan. Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

Tenemos dos vidas y la segunda comienza, cuando te das cuenta que sólo tienes una.

Interesante y reflexivo ¿Verdad?

Pero ¿Sabe que es lo que se me hace curioso, por decirlo de alguna manera?

Este hombre murió a los 52 años, relativamente joven.

Viene a mi mente un personaje de la Biblia, Jacob, quien es el padre del pueblo de Israel.

Jacob venia entrando a Egipto y el Faraón al salir a recibirle le pregunta qué edad tenía, a lo que Jacob le respondió:
“Y Jacob respondió a Faraón: “Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida…” (Génesis 47:9 RV60),

¿Pocos y malos ciento treinta años?

No tengo que indagar mucho y encontrar la respuesta a esta frase.

Jacob vivió haciendo honor a su nombre, “el que suplanta”.

Engañó a su anciano padre, a su hermano Esaú le robó la bendición que Jacob le tenía reservada, y esa acción le lleva a salir de casa y vivir huyendo por años escondiéndose de su hermano que le buscaba para matarle, engañó a su suegro, hizo promesas que no cumplió, sus hijos le engañaron de igual manera, fueron un dolor de cabeza masacrando a una gran cantidad de hombres en Siquem.

Al estar al borde de finalizar este 2020, bien vale la pena revisar nuestra bolsa de dulces y empezar a hacer un inventario serio de nuestra vida y elevar una oración a Dios de gratitud por lo que nos ha permitido vivir hasta hoy a pesar de las circunstancias y de igual manera pedirle lo que Moisés le pedía a Dios:
“Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría” (Salmo 90:12 NTV).

Agradezco a Fin de Semana la invitación para llegar a usted amable lector con estas reflexiones y a usted que nos ha permitido su atención…

Feliz Navidad y Año Nuevo.


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