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Un Acto de amor final.

Harold Knapke, tenía 91 años al fallecer, y su esposa Ruth falleció a los 89, pero más allá de la edad, lo que llamó la atención y fue noticia en los periódicos el 11 de agosto del 2013, fue que ambos murieron en el hogar de ancianos Versailles Health Care Center en Rusia, Ohio, el mismo día con una diferencia de 11 horas.

Harold y Ruth se conocieron en la primaria, y se prometieron amor hasta el final de sus días y así sucedió… cumplieron su palabra, además ese día fue el mismo, faltando solo 9 días para su aniversario 66, sus hijos lo llamaron su “acto de amor final”.

Este matrimonio de Ohio (Estados Unidos) vivía en una residencia y, sin saberlo, protagonizaron una noticia que casi podría ser el guion de una película romántica, ya que, a pesar de la deteriorada salud de ambos, permanecieron inseparables hasta el último aliento.

Según Margaret, una de sus hijas, la salud de su padre se había ido deteriorando más rápido que la de su madre durante un año,

– “Nos preguntábamos, ¿por qué seguía aquí?, y la respuesta era que él estaba aquí para mamá. Papá amaba mucho a mamá, era extremadamente leal, y quería estar aquí con ella. Dormía mucho tiempo y a final de cada día cuando se despertaba, lo primero que preguntaba era, ¿Dónde está tu madre?… ¿Cómo está tu madre?”.

Las hijas de la pareja creen que su padre decidió quedarse junto a su esposa a pesar de su deteriorada salud hasta que pudieran dar el siguiente paso en su viaje juntos. Harold se fue primero, sus hijos lo vieron como su “acto final de amor” y ella siguió.

Esta historia contrasta mucho con la gran mayoría de matrimonios en nuestra sociedad. Irónicamente le han llamado matrimonios desechables, pues “si no nos entendemos, no pasa nos separamos”.

Se oye sencillo y sin más complicaciones, sin embargo las heridas y dolor no se pueden borrar como cuando usamos una goma en el cuaderno, o subrayamos la frase con el cursor y simplemente le damos “Delete” en el teclado y continuamos escribiendo.

Si, el matrimonio no es fácil, pasamos otoños donde las hojas las vemos caer con cierta nostalgia, inviernos fríos y algunos más crudos que otros. Primaveras donde el follaje es admirable y veranos con la luz del día por más tiempo.

Siempre seremos dos personas con gustos diferentes (aunque hay sus excepciones), con un carácter diferente uno del otro, un trasfondo familiar muy diferente y un sin fin de diferencias que cada día tendremos que pulir y cambiar.

En la Biblia encontramos un libro fascinante de amor, hay una infinidad de expresiones de amor del amado hacia la amada y viceversa, me refiero al libro de Los Cantares, permítame dejarle un texto que podríamos hacer nuestro en la relación matrimonial:

“Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor” (Cantares 8:6 NVI).

Podemos escribir nuestra propia historia de amor, una historia de amor en la que Dios sea el protagonista principal de ella.

Muchas gracias por permitirnos llegar a usted con estas pequeñas reflexiones y deseamos de todo nuestro corazón cada familia sea fortalecida y edificada sobre fundamentos firmes y comprometidos en construir hogares fuertes, que tenga un excelente Fin de Semana.


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