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El triunfo inobjetable y contundente de la Coalición “Juntos Haremos Historia “ encabezada por Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de la República en las elecciones federales de 2018, trajo consigo el triunfo de un número importante de diputados, senadores, Gobernadores y de Presidentes Municipales, cuyo origen fue muy diverso ya que varios de ellos emigraron de otros partidos políticos, donde ya tenían una trayectoria, otros más que participaron por tener afinidad a MORENA y por compartir el proyecto de un gobierno de izquierda impulsado por el dos veces otrora candidato perdedor, lo que le permitió conocer y visitar cada rincón del país, hasta por tres o más ocasiones, tanto en períodos de veda electoral, como en los dos procesos en que participó en 2006 y 2012 frente a Felipe Calderón Hinojosa (PAN) y Enrique Peña Nieto (PRI) respectivamente.

El tsunami que representó el triunfo de López Obrador, arrastró a varios de los candidatos postulados por la Coalición, incluso de aquellos que sin contar con una trayectoria política y experiencia en los cargos, se vieron beneficiados y hoy gobiernan y dirigen los destinos de millones de mexicanos, sin tener una idea clara de la ideología de MORENA, ni de los postulados en los que el Presidente fundamenta la llamada CUARTA TRANSFORMACIÓN, es decir, no hubo el tiempo, ni las condiciones para que contaran con una formación ideológica y realmente se comprometieran en su actuar, con un proyecto de gobierno, en el que millones de mexicanos depositaron su voto y confianza para cambiar la triste realidad del país que dejaron los gobiernos del período neoliberal, con más de sesenta y cinco millones de personas en pobreza, en los últimos lugares en las mediciones de corrupción, transparencia, rendición de cuentas, impunidad e inseguridad y con una de las tazas de crecimiento más bajas del mundo.

Muchos de los beneficiarios del triunfo de MORENA, por ignorancia o por una embriaguez de poder, se olvidaron que si hoy ocupan esos cargos, no fue precisamente, porque los ciudadanos al votar hayamos pensado o confiado en ellos, muchos, ni siquiera los conocían, salvo contadas excepciones y al estar frente a la boleta votaron por López Obrador en bloque, dándoles en forma indirecta la victoria electoral y al asumir los cargos se sintieron tocados por la mano de dios y se han dedicado a gobernar y legislar repitiendo los vicios del régimen anterior, alejados de la gente, haciendo jugosos negocios al amparo del poder, con gobiernos opacos y con funcionarios inexpertos e ineficientes, despidiendo personal a diestra y siniestra, sin tomar en cuenta el servicio civil de carrera y tomando decisiones arbitrarias en contra de los ciudadanos, sin marcar diferencias entre la situación que prevaleció en los gobiernos anteriores, con él actual, su inexperiencia e incapacidad, lo que están logrando es que los ciudadanos empiecen a decepcionarse y a esperar las elecciones de 2021 en que se renovará la Cámara de Diputados Federal, las legislaturas locales y gobiernos municipales, buscando desde ahora otras opciones electorales distintas a MORENA.

Lo más preocupante de la situación que se vive en estos Gobiernos y legislaturas, es que no parecen darse cuenta de la situación, ya que un día se comete un error y al siguiente otro, quizás porque están seguros que él bono democrático del Presidente, les alcanzará para repetir en los cargos para quienes desde hoy piensan en la reelección, o por lo menos que llegará otra persona de su mismo partido y seguirán gobernando, como si los ciudadanos no pudieran diferenciar en que una cosa es el Gobierno federal y otra muy distinta la realidad que se vive en los Estados y Municipios, considero que este grupo que hoy nos gobierna y legisla, no han entendido, ni entenderán de que se trata la transformación impulsada por López Obrador, hoy sólo piensan en que se sacaron la lotería y que sus errores y arbitrariedades quedarán en el olvido en el próximo proceso electoral.

El precio que estamos pagando los ciudadanos y el desarrollo de los municipios y estados, es muy alto, mayor burocratismo en los tramites, mayor pago de impuestos y derechos, la misma corrupción de los funcionarios, medidas recaudatorias, bloqueo al desarrollo de proyectos productivos, terrorismo fiscal y un aumento de la violencia e inseguridad que afecta la paz y tranquilidad de las familias.

Siendo optimistas, aún estarían a tiempo de corregir el rumbo, llevando a cabo los cambios en las políticas públicas que la sociedad demanda, pero se ve muy difícil ya que el proceso electoral 2021 está cada vez más cerca y de nueva cuenta iremos a las urnas, con la esperanza de no errar en nuestro voto, ya que ello siempre nos saldrá como ahora, ¡muy caro!.


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