Select Page

Vivimos en un planeta que alcanzó en noviembre del año 2022 una población de 8000 millones de personas en constante innovación, cambios, avances tecnológicos y formas de hacer llegar lo que sea a cualquier rincón del planeta, donde las redes sociales y las telecomunicaciones móviles permiten reducir las distancias y a la vez en el mismo lugar sentirse tan distantes.

Ahora bien, si nuestra supervivencia o extinción depende de los recursos naturales, en qué momento nuestro modo de vida tuvo como consecuencia agotar los recursos naturales que el planeta es capaz de producir en un año en tan solo meses.

En el año 2023 el día de sobrecapacidad de la Tierra tuvo lugar el 2 de agosto.

Tan solo para ejemplificar el impacto que la población de seres humanos tiene sobre el resto de especies que habitan el planeta, pensemos en la población de uno de los principales polinizadores que hacen posible la diversidad de los ecosistemas terrestres en donde interactúan, como la población de mariposas monarca que de 10 millones de ejemplares que había en los años 80, en el año 2023 el recuento alcanzó tan solo los 335 mil ejemplares. Es por ello que desde 2021 la mariposa monarca figura en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Alguna vez te has preguntado, ¿por qué en un país tan diverso, como México con poco más de 131 millones de personas, con mentalidades tan variadas, habilidades únicas, una vasta riqueza natural y cultural, aún no logramos vivir en comunión y armonía, tanto entre seres humanos, como con el resto de especies que habitan el territorio en que coexistimos?

¿Qué podemos hacer para preservar nuestros recursos naturales para el beneficio de todos?

En mi opinión, considero que por medio del fortalecimiento del tejido social podemos brindar soluciones efectivas, sumando disciplinas, artes, oficios, profesiones e ideas creativas donde todos seamos agentes de cambio que contribuyan al bienestar y a la mejora de todos.

Existe una clara debilidad en la interacción entre personas que comparten diariamente infraestructura y servicios, que permita enfocar de manera eficiente la suma de soluciones con un buen diagnóstico de los actores que intervienen en los procesos económicos, sociales y ambientales.

Necesitamos accionar, motivados por nuestras habilidades, aquello que sabemos y nos gusta hacer, producir esa interacción en lugares simbólicos para la producción de sentido del espacio público sostenible, fomentando la igualdad de participación de los ciudadanos desde una perspectiva antropológica, sobre la producción socio-espacial de lugares simbólicos al analizar la vulnerabilidad espacial donde estén incluidas todas las personas, generar y promover espacios para los ciudadanos, donde los medios de transporte, las tecnologías, los sistemas de información y comunicaciones, las instalaciones, productos y servicios trabajen en conjunto por y para el bienestar del entorno natural, social y económico, donde las políticas públicas coadyuven en el logro de los objetivos, ofreciendo facilidades para el libre acceso y el uso de los espacios públicos, que son lugares simbólicos que representan lugares cotidianos de construcción de identidad donde los espacios, las personas y la cultura se fusionan en armonía atendiendo las necesidades de la sociedad por medio de la fortaleza de las habilidades para disminuir las carencias de una forma segura, dinámica, saludable y atractiva.


TAGS