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Dr. Julián Germán Molina Carrillo.
Director general del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla.

A más de veinte días de iniciadas las campañas electorales en el país, la situación que se vive en la gran mayoría de los Estados y Municipios, así como  en las ciudades más importantes , es de desánimo e indiferencia por un amplio sector de los electores, que aún no saben: en primer lugar, si irán a votar y en segundo , a que partido o candidatos les darán su sufragio, ya que no debemos olvidar que todo el proceso se realiza, en medio de la pandemia del Covid 19 que aún no termina y a la cual, las autoridades de los tres niveles de gobierno han pasado a un segundo término, como si sus efectos ya hubieran cesado o los contagios se hubieran detenido, porque en este momento la prioridad es el que Morena y sus aliados logren conservar la mayoría en la Cámara de Diputados federal y ganar la mayoría de las 15 gubernaturas en disputa, a fin de modificar la composición actual de la Conago para que el Presidente López Obrador cuente con el respaldo necesario para sacar adelante sus políticas y proyectos del último tramo de su administración.

Pese a lo anterior, las prioridades de un amplio sector de los ciudadanos son otras: desde lograr conservar o recuperar sus empleos, reabrir sus negocios, atender a familiares enfermos, lograr vacunarse, pagar sus deudas y compromisos financieros, esperar a que sus hijos puedan regresar a las escuelas a continuar sus estudios, hasta lograr adaptarse a las nuevas condiciones que se están viviendo en el país y en el mundo para una nueva normalidad.

Realmente el tema de las elecciones no les preocupa y por ello se espera una baja participación en las urnas para el seis de junio y están dadas las condiciones para que la compra del voto se realice en forma escandalosa, aún y cuando la legislación la considera como un delito grave y que no alcanza el beneficio de la fianza para obtener la libertad en lo que se lleva a cabo todo el juicio.

Aquí la interrogante es saber, ¿si las autoridades tienen la capacidad y personal suficiente para detectar los delitos electorales y detener a los responsables?, o si los dejarán pasar dependiendo del partido o candidato que esté atrás de dichas conductas para lograr el triunfo en la elección.

La contingencia sanitaria originada por el Covid 19 y que ha orillado a la pobreza y pobreza extrema a más de diez millones de mexicanos, será un factor que facilitará la comercialización del voto en distintas zonas del país, ya que incluso a estas alturas de la contienda grupos y líderes de organizaciones han iniciado el proceso de la compra y el seis de junio llevarán a cabo una gran movilización de electores a las casillas para favorecer a sus patrocinadores.

Otro de los factores que se han venido dando en las campañas, es el de los mítines y concentraciones de simpatizantes de los candidatos y partidos, en actos multitudinarios y marchas, sin respetar las medidas de la sana distancia y el uso del cubre bocas, con la anuencia y complicidad de las autoridades municipales y estatales, es decir, a pesar de representar un grave riesgo para los asistentes a dichos eventos por los contagios, nadie ha sido capaz de frenarlos y mucho menos de sancionar a quienes los promueven; para ejemplo las marchas y concentraciones del fallido candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio para defender su registro y evitar que el INE le cancelara su participación en las elecciones, lo que finalmente no pudo evitar.

También llama la atención, el hecho de que sea el propio Presidente de la República, quién desde su conferencia mañanera, continúe polarizando a los contendientes y defendiendo en forma pública a los candidatos de su partido y atacando al INE y al TRIFE, seguramente por el hecho de que no tiene la seguridad de que logrará mantener la mayoría en la Cámara de Diputados.

La elección se realizará con un árbitro debilitado, cuyas decisiones desde este momento, han sido cuestionadas y con la amenaza de su desaparición en los próximos meses, de ahí que los llamados a respetar las reglas y que los contendientes cumplan con la legislación electoral y las reglas del proceso se han convertido en llamadas a misa, porque no todos están dispuestos a darle autoridad a sus resolutivos si los resultados no les son favorables.

También estamos a la espera de cuáles serán las reglas que se emitirán para el día de las elecciones, a fin de garantizar que se respeten las medidas sanitarias y se eviten las aglomeraciones en las casillas, así como también se cuenten con los implementos necesarios como termómetro, gel desinfectante, cubre bocas y  exista una sana distancia en las filas; porque de ello dependerá que los electores acudan a sufragar, ya que de otra forma, preferirán no hacerlo, si consideran están en riesgo de sufrir un contagio y sin que nadie se haga responsable de dicha situación.

El trabajo es complicado y no veo, al menos en el corto plazo, que las autoridades y los actores políticos se pongan de acuerdo o se comprometan a que se den unas elecciones limpias y que nuestra democracia, no caiga en el descrédito y origine la inconformidad social, por la falta de legitimidad que tendrán quienes obtengan los cargos con una baja votación, que no será representativa de los ciudadanos a quienes gobernarán en los próximos tres años.


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