Select Page

En mi cabeza siempre pasa que una cosa lleva a la otra y termino con un tema muy distinto al que empecé a pensar, pero no se pierde un hilo muy pequeño que une al último pensamiento con el primero.
Comencé recordando la Revolución Mexicana y me preguntaba porque no la celebramos con la misma pomposidad que la Independencia, luego,  me perdí  en el misterio sin resolver de por qué se conmemora con un desfile deportivo – si alguien lo sabe, por favor despeje mi duda -.
Pensé en el pants de Nico y que tenía que tenerlo listo para el viernes mientras por mi cabeza pasaba la letra de  “Revolución Sin Manos” de Fobia, lo que me llevo a preguntarme si en 1910 se hubiera todo solucionado únicamente cambiando de forma de ser y vibrando en la buena onda. 

Corría el año de 1910, México festejaba el Centenario de la Independencia, pero el país no era el único de manteles largos, pues Don Porfirio Díaz celebraba año más – de miles que estuvo –  en el poder.
Durante su gobierno surgió un grupo muy peculiar formado por “los niños bonitos del país”, estos eran terratenientes, comerciantes e intelectuales que se juntaron y se hicieron llamar “Los científicos”, ya que se identificaban con la teoría positivista de Augusto Comte –que dice que el único conocimiento autentico es el científico-.
Con ayuda de estos, el gobierno de Díaz pudo posicionar a México como un país moderno. Lo dotaron de una red ferroviaria que atravesaba todo el territorio, además de la energía eléctrica y un montón de cosas que nos hacía vernos muy “fifís”. 

El precio del progreso del país había sido muy alto, pues si bien con todo este desarrollo se había beneficiado una parte de la sociedad (la clase alta, bien raro), gran  parte del país debía soportar la mayor de las miserias (ni se imaginan quienes clases bajas eran – como siempre -).
No había derechos laborales, seguían los campesinos siendo explotados por los hacendados y estaban obligados a las tiendas de raya, que los endeudaban estratosféricamente y volvían sus deudas impagables (la versión antigua de Coppel y Elecktra). 

Por estas fechas, Díaz fue entrevistado y dijo que el país estaba preparado para la democracia y que en una nueva contienda aceptaría al ganador. La noticia causó revuelo, pues esto significaba que por fin se haría una elección democrática. Se formaron partidos y grupos que iban contra la reelección, de estos surgió Francisco I. Madero, quien hizo una gira por todo el país y ganó muchos fans. 

Díaz se postuló como candidato y como Madero ya tenía muchos followers lo encarceló en San Luis Potosí bajo los cargos de rebeldía y ultrajo a las autoridades para que no pudiera contender por la presidencia (algo parecido a lo que se pretendía hacer en el 2006 con el desafuero de AMLO). 

Gracias al fraude electoral, Porfirio nuevamente ganó. Madero escapó de prisión y redactó el plan de San Luis donde llamaba a las armas el 20 de noviembre de 1910, a las 6 de la tarde, para derrocar el régimen de Díaz. 

Hubo levantamientos en todo el país, lo que hizo que Madero regresara a México para que estuviera delante de las tropas. Díaz llama a la negociación pero contra la voluntad de Madero, sus generales toman y  sitian la ciudad  lo que se convierte en el gran triunfo de la Revolución. Como resultado, Díaz se marcha del país y con ello Madero sube al poder.

Todos estaban muy contentos pues pensaban que las demandas sociales por fin serían atendidas, por desgracia Madero tomo una decisión un poquito “rarita”. 

antuvo a su lado a gente de Porfirio Díaz creyendo que ahora que estaba en el poder tendría su respeto lo que lo hizo blanco de críticas y que algunos grupos se levantaran en su contra. 

En Morelos, lo hizo Emiliano Zapata con el Plan de Ayala, donde exigía la salida de Madero y la repartición de tierras a campesinos del país. 

En el norte se reveló Pascual Orozco con el Plan de la Empacadora y en el centro Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz y el General Bernardo Reyes, quien murió en el intento de la  toma del Palacio Nacional, mientras que Félix quedó atrincherado en la Ciudadela  en lo que se conoce como la Decena Trágica. 

Después de lo acontecido Madero reorganiza la defensa y elige a Victoriano Huerta como el general que protegería la capital del país.  Huerta se puso en contacto con Félix Díaz y firmaron el pacto de La Embajada, donde se acordó que él tomaría el poder y en seguida arrestaron a Madero a quien días después le notificaron que será llevado a la cárcel.
En el camino, “casualmente” le toca una emboscada y es asesinado a tiros.  

La traición y usurpación de Huerta recorrió cada rincón del país siendo Venustiano Carranza,  gobernador de Coahuila, uno de los primeros en desconocer su mandato y  declararle la guerra. 

Redactó el Plan de Guadalupe el 26 de marzo de 1913 en el que hacía un llamado para combatirlo. Al mismo tiempo, en Chihuahua Pancho Villa se levantaba en armas. 

Otro de los hombres que se enfrentó a él fue Belisario Domínguez lo que le costó la vida. Sus victimarios, después de torturarle en el panteón de Xoco en Coyoacán, le dieron muerte a tiros, enterraron su cuerpo desnudo y quemaron sus ropas con petróleo y para asegurase que no volvería a realizar comentarios irreverentes ni en el “más allá” contra el presidente legítimo del país le cortaron la lengua a su cadáver.   

Para que se den una idea de qué clase de fenómeno era Huerta haremos una pausa para nuestro primer chisme: se dice que era amante del coñac, al grado de tomarse varias botellas al día y fumaba marihuana, por lo que cuentan que lo miraban caminar de forma tambaleante porque además de estar la mayoría del tiempo borracho era medió cojo, por ello la gente comenzó a apodarlo “la cucaracha” convirtiéndose así en el protagonista central de una de las canciones mexicanas más populares de la época. 

Aunque se dice que es una canción nacida en España en el año de 1818, la versión dedicada a Huerta es la más conocida. 

Volviendo a lo nuestro, el 23 de junio de 1914, Pancho Villa toma la ciudad de Zacatecas desobedeciendo las órdenes de Carranza. 

Esto significó por un lado el triunfo definitivo de los revolucionarios pues Huerta se vio obligado a abandonar el país, sin embargo por otro lado, marco la separación entre Villa y Carranza, pero como buena pareja civilizada y para no entorpecer sus planes firmaron los Tratados de Teoloyucan. 

Con Huerta fuera de juego, tenían que tomar la decisión sobre quién quedaría en la presidencia por lo que se convoca a una reunión en Aguascalientes teniendo a Villistas, Carranzistas y  Zapatistas como invitados.
Carranza se veía investido y sentado en la silla presidencial pero su corazón se rompió al resultar elegido Eulalio Gutiérrez. Aquí tuvo que haber terminado la Revolución y con ello mi columna pero no, gracias a un berrinche de inconforme señor Carranza que se fue a Veracruz a organizar un ejército para llegar a la presidencia por la fuerza, nos da más tela de donde cortar. 

El 4 de diciembre de 1914 Emiliano Zapata y Pancho Villa firmaron los tratados de Xochimilco donde acordaban combatir juntos a Carranza. Entraron a la Ciudad de México pero no se animaron a tomar el control político, por lo que, comieron, se dieron la vuelta y se fueron. 

A pesar de lo que decía el tratado de Xochimilco Zapata y Villa decidieron ya no jugar juntitos, lo que permitió a Carranza posar sus ojos en Pancho y acabar con él con ayuda de Obregón, quien ganó varias batallas a la División del Norte pero no salió ileso, pues en una de estas perdió la mano derecha. 

El último enfrentamiento que tuvieron estos dos fue en Celaya en abril de 1915 donde Villa salió derrotado. Así Carranza tomó la Ciudad de México sin problemas haciéndose de la victoria. 

EL MONUMENTO A LA REVOLUCIÓN.

Aunque aquí no termina todo, cerraré el tema con un segundo chisme sobre la Revolución. En 1897 todo era miel sobre hojuelas para Díaz, su secretario de hacienda José Yves Limantour envió al congreso una iniciativa para construir un palacio legislativo. 

Se compró el terreno y se convocó a un concurso para el diseño de este proyecto, teniendo como resultado 56 participantes nacionales y extranjeros. Me ahorrare aquí la explicación del mega fraude que este concurso resultó ser, así que al final, por dedazo se le dio la obra en 1902 a Émile Bénad, arquitecto y pintor francés. 

El 23 de septiembre de 1910 en el marco del festejo del Centenario de la Independencia se colocó la primera piedra de la construcción pero debido al estallamiento de la Revolución el monumento quedo abandonado. 

Después Madero realizo una visita a la obra con Bénad para encontrarle a la construcción un nuevo uso pero en 1913 le rescindió el contrato. La estructura permaneció abandonada hasta los inicios de los 30’s que la gente empezó a robarse gajos de la cúpula, por ello el arquitecto Carlos Obregón propuso a Abelardo Rodríguez aprovechar lo que se tenía para convertirlo en un Monumento a la Revolución donde, con el paso del tiempo se llevaron los restos de Calles, Cárdenas, Madero, Carranza, y Villa, estos últimos a pesar de pelear en vida, descansan juntitos en muerte. 


TAGS