“Como podemos enfrentarnos al crimen organizado junto con la corrupción y el narcotráfico, ha constituido una fuerza que no es paralela al estado, es realmente un estado dentro de el”
Rigoberta Menchú.
Amado Carrillo, mejor conocido como el señor de los cielos, Joaquín Guzmán Loera “El chapo Guzmán”, Pablo escobar “el zar de la cocaína”, Rafael Caro Quintero “El narco de narcos”, Sandra Ávila Beltrán y Griselda Blanco, expectativas de vida, tráfico de drogas, música, literatura, series televisivas, religión, arquitectura y películas, ostentación, el lujo, la violencia, la muerte, el territorio, la presencia de la mujer, el poder, la ilegalidad y la corrupción , fenómeno social que se vive en diferentes países de América Latina, sobre todo Colombia y México.
Mi inquietud va más allá pues dejando de lado la percepción que se tiene de nosotros en el extranjero, en nuestro mismo país con la circulación de todas esas noticias y demás contenido que circula en los medios de comunicación aparte de las experiencias que se adquieren en el día a día en nuestras ciudades, se ha creado una serie de elementos culturales alrededor del narcotráfico.
La narco cultura en México tiene una fuerte presencia con el incremento y diversificación de la producción de películas, música, series televisivas y documentales relacionados con el consumo y tráfico de drogas, pero también, por la difusión mediática que ha tenido el estilo de vida de los narcotraficantes, su lenguaje, consumos, vestuario, accesorios, entre otros aspectos; un ejemplo de ello es la “Chapo moda” que se produjo con la elevada venta de camisas que viste Joaquín El Chapo Guzmán.
En la actualidad la palabra narco cultura se ha instalado como una más de las derivadas del narcotráfico (como narcopolítica, narco economía o narco sociedad, entre muchas otras).
Ahora bien, debido a la masificación de los medios de comunicación, lo que se veía como una “moda local” (la narco cultura), ahora ha tenido acceso a la mayoría de la población de México, haciendo que tuviera una mayor aceptación entre los jóvenes sobre todo debido al mensaje de que se puede obtener diversos satisfactores de manera “facial” gracias al tráfico de drogas y comisión de demás ilícitos.
Al mismo tiempo que la corrupción ocupa un gran lugar hoy en día, ya que el mismo gobierno está involucrado en el narcotráfico para que así ambos se ayuden mutuamente.
El sexenio de Peña Nieto fue suficiente para que el cártel de Jalisco nueva generación se haya vuelto una de las organizaciones más poderosas del país hasta equipararse al cartel de Sinaloa, los cuales han dominado el negocio de la droga los últimos años, un total de nueve cárteles activos:
• Beltrán Leyva
• Jalisco nueva generación
• Sinaloa
• Juárez
• Tijuana
• Golfo
• Zetas
• Familia Michoacana
• Caballeros templarios
Otra situación que se da es que por la misma difusión de la vida de esas personas, se está teniendo la idea de que es aceptable el consumo y venta de narcóticos, siendo cada vez más común que en las fiestas e incluso en las escuelas haya más gente que consume drogas incluso sin el temor de ser descubiertos o de que vaya a tener alguna repercusión jurídica pues como lo mencione, se ha normalizado tanto la situación del narcotráfico que el consumo de drogas se toma ahora como algo cotidiano, aceptado por la sociedad e incluso como requisito de aceptación entre los jóvenes.
Por lo antes mencionado, es evidente que, si bien la narco cultura es una representación de nuestra sociedad, ha sido demasiado difundida por los medios de comunicación, creando un gran impacto para los jóvenes lo cual provoca que cada vez más quieran enterar en ese mundo tanto en el narcotráfico como tal, como en el consumo de drogas o como creador de contenidos que podrían hacer apología al mismo, pues se ha visto que es un negocio rentable con cada vez más adeptos.
Es posible considerar que la narco cultura lleva implícito un cuestionamiento sobre el desarrollo de nuestra sociedad.
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