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Yo no sé Ustedes, pero a mí se me hace chiquito el corazón ver que cada vez hay más tala de árboles, que hay más perros callejeros muriendo de hambre y de enfermedades venéreas, que cada vez hay más delincuencia, que cada vez hay más personas sin trabajo. Menos agua y más contaminación. Que la gente muere de sobre peso. Que cada vez son más drásticos los cambios climáticos, y que cada vez hay menos personas interesadas en dar soluciones a estos problemas.

Quizá exista un puñado de personas que les importa. Sin embargo, es obvio que a la gran mayoría de las personas no les importa lo suficiente como para evitar que sigamos en nuestro camino de cometer un daño atroz a nuestro planeta.

En cuanto a por qué no nos importa, creo que hay una gran variedad de razones.

La mayoría de las personas vive en el aquí y en el ahora, y con frecuencia no ejerce previsión. Tal pensamiento ha estado presente a través de la destrucción de cada civilización. Hemos visto en la historia cómo emergen y perecen.

Una minoría significativa de personas está en negación. El treinta por ciento de los estadounidenses, por mencionar solo a un sector de la población mundial y porque existe una encuesta que pueden consultar aquí

https://thinkprogress.org/poll-finds-fewer-americans-than-ever-doubt-climate-change-is-happening, no cree que los humanos tengan un efecto en los cambios ambientales globales. Que tu spray que te pones todos los días no ayuda a contaminar!!

Y a muchos de los que creen en el cambio climático no les importa lo suficiente como para responsabilizarse de sus acciones, o por lo menos luchar por hacer políticas más justas. Muchas personas le dan prioridad a los intereses económicos sobre el bienestar a largo plazo del planeta. Cuando se trata de elegir entre trabajo y comida en la mesa ahora versus el medio ambiente en el futuro, las personas eligen trabajo ahora.

Eligen tener y desechar teléfonos celulares, llevar comida en recipientes que no se biogradan, ir al supermercado y llevar una bolsa de plástico por producto, utilizar popotes, tirar en la calle la envoltura de su paleta, y un largo etc.

La Ignorancia y los valores están fuera de lugar. Incluso aquellos que elogian a la conciencia ambiental, se niegan rotundamente a contribuir en esta increíble carga que representan para el planeta.

Vivimos en casas que son mucho más grandes de lo que necesitamos, conducimos más de lo necesario y somos consumidores adictos que usan muchos más recursos de los necesarios para una buena vida. Nuestra cultura y nuestra economía están impregnadas de un consumismo burdo. La mayoría de la gente quiere la versión más nueva de todo, y en su mayor parte podemos permitirnos reemplazar bienes modestamente usados pero aún funcionales por otros nuevos.

¿Por qué compramos más cosas de las que necesitamos?”

Quiero decir, cuando realmente te detienes a pensar sobre esto ¿Qué pensamiento obligaría a alguien a gastar dinero en cosas que en realidad no necesitaban en primer lugar?

Si pudiéramos responder con éxito a esta pregunta, podríamos liberar más fácilmente nuestras vidas y nuestros recursos para actividades más importantes.

Sin embargo, esta pregunta puede ser difícil. Nos obliga a admitir que existen debilidades en nuestras vidas. Considera algunas de las mentiras que seguramente te has creído:

Creemos que nos hará sentir más seguros. Nuestra lógica es la siguiente: si poseer algunas posesiones materiales nos brinda seguridad (techo, ropa, transporte confiable), poseer excesos seguramente dará como resultado más seguridad. Pero imagino que a estas alturas ya podrás haberte dado cuenta que no es así. Finalmente, si no tienes un planeta dónde vivir, de qué servirá que tengas tantos carros, o casas, o ropa.

Creemos que nos hará felices. Nadie admitiría que buscan la felicidad en las posesiones materiales. Compramos casas más grandes, autos más rápidos, tecnología más fresca y moda más moderna con la esperanza de ser más felices gracias a ella.

Desafortunadamente, la felicidad derivada del exceso de posesiones físicas es efímera en el mejor de los casos. Pero cuando empiezas a trabajar por cosas que tendrán un impacto benéfico para todos en el planeta, te llenas de una felicidad más perdurable, constante y única.

Esperamos impresionar a otras personas. En una sociedad adinerada, la envidia se convierte rápidamente en una fuerza impulsora de la actividad económica. Una vez que todas nuestras necesidades básicas se hayan cumplido, el consumo debe convertirse en algo más que necesidades. Se convierte en una oportunidad para mostrar nuestra riqueza, nuestra importancia y nuestro éxito financiero con el mundo.

Estamos celosos de las personas que poseen más. La comparación parece ser un estado natural de nuestra humanidad. Notamos lo que otras personas están comprando, usando y manejando. Nuestra sociedad alienta estas comparaciones. Y con demasiada frecuencia, compramos cosas que no necesitamos solo porque las personas en nuestros círculos de amistad han hecho lo mismo. Una cultura obsesionada con elogiar el exceso siempre definirá erróneamente el verdadero éxito. Y mientras, nuestro planeta muere.

Hay más extinciones masivas de animales, de árboles, de plantas…pero, no nos importa mientras traigamos el mejor celular, lo podamos presumir, y llene momentáneamente de felicidad ilusoria nuestras pequeñas y absurdas vidas.


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