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¿Estás ocupado, verdad?  Ésta es seguramente una de las frases de saludo que mas escuchan las personas de este tiempo. Las palabras “estar ocupado” no nos llegan con un sentido negativo. Como “estar ocupado” prueba que tiene capacidad y es reconocido, es más bien un alago. Al contrario, “no estar ocupado”, hace pensar que la persona no tiene capacidad, ni un roll importante.

Pero, “estar ocupado” significa que se está perdiendo “algo” importante y que está descuidando “algo” que debe valorar. Cuando estanos ocupados, tenemos prisa. No hay paz en el corazón que corre como si lo persiguieran. Si vivimos con el corazón con prisa, sin tener tiempo libre para examinar el corazón y el alma sin darnos cuenta, nos enfermamos físicamente y del corazón. Además, cuando estamos ocupados, no cuidamos a otras personas.

Hay un historia que narra cuando Jesús visito la casa de Marta y María. Marta había invitado a Jesús y preparaba la comida en la cocina con el corazón alegre. Seguramente su corazón estuvo lleno de alegría antes del que Jesús llegara. Mientras estaba en la cocina estaba feliz, y ese tiempo fue un tiempo de devoción que alegro el corazón de Dios.

Pero antes de que terminara de prepara la comida Jesús llego. De repente, Marta estaba muy ocupada. Con un corazón desesperado, Marta preparaba la comida a la carrera. Su corazón, en vez de estar alegre, se lleno de “prisa”, y el trabajo la perseguía. Eso no fue todo, su corazón comenzó a sentir fastidio y se quejaba contra su hermana María. Ya que, en vez de ayudar en el trabajo, estaba conversando en la sala con Jesús. Marta no pudo aguantar más y le dijo a Jesús: “Señor, ¡no ves que mi hermana me dejo trabajando sola! ¡Dile que me ayude!”. Sin embargo, Marta escucho a Jesús decir palabras que ni se hubiera imaginado. “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.

Pero sólo una cosa es necesaria y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas 10:41-42). Jesús miro el centro del corazón de Marta, aquello que no se ve, más que la situación que se ve. Podemos hacer muchas cosas “buenas” a la vista de los demás, pero ¿Qué hay en nuestro corazón hacia Dios?.

El servicio de Marta empezó con un buen motivo. Pero, pronto ese corazón perseguido por el trabajo, termino demasiado ocupado. Es más, cambio  a ser un corazón que juzga y condena a su hermana. Desapareció el corazón dispuesto a servir y solo quedo un corazón de superioridad que desea enseñar, mandar y juzgar.

El desarrollo de la civilización, hace que las personas de hoy gocen comodidades en la vida. Podemos ver que las cosas que tardaban mucho tiempo y eran incomodas ahora se realizan en breve tiempo y cómodamente. Sin embargo, irónicamente, el corazón de las personas modernos que llevan una forma de vida más conveniente, está más ocupado y es perseguido por el tiempo. A la vez, aunque viva con comodidades y riqueza, la oscuridad que penetra produce cambios que llevan a escatimar cada vez más el amor al prójimo y ya no tiene tiempo libre. Cuando nuestro corazón esta tan ocupado y perseguido por la vida diaria. Nos volvemos negligentes e ignoramos a nuestro prójimo.

Los que “estamos muy ocupados” nos volvemos avaros en “amor a nuestro prójimo”.

El amor el prójimo, el amor a Dios quedo fuera de nuestras prioridades. Sin embargo, perseguidos por la ocupada vida diaria, nos pedimos consentimiento a nosotros mismos, con la excusa de que “estamos ocupados”, y pasamos de largo junto a las personas. “Estar ocupados” hace que olvidemos el amor al prójimo, y destruye las valiosas relaciones humanas. El tiempo no la va a buscar a usted. Usted tiene que formarlo por sí mismo. Cuando valoremos a Dios y a las personas que nos encontramos en el camino de la vida y tomamos esos encuentros como la oportunidad y regalo que el cielo nos da, el presente se convierte en una celebración que comparte al amor en abundancia, una fiesta que toma el lugar en el corazón de las personas que no están ocupadas.

La vida solo se apresura, compite y empuja en una guerra de velocidad. Esto es porque perdió a su Padre y se pone nerviosa como un huérfano que pierde a sus padres. No tenemos tiempo para buscar primero el reino de Dios, por lo que sucede en el día, se incrementa la preocupación y el sufrimiento por el futuro. Si corremos solo viendo hacia adelante, con un corazón apresurado, el cuerpo y el corazón se enfermaran y se arruinaran la relación con Dios y con el prójimo. Dios no se apresura.

Él no tiene un corazón impaciente sobre nosotros “Yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a él y cenare con él, y el conmigo” (Apocalipsis 3:20).

¡Estar ocupados y ser impacientes! Es un obstáculo que oscurece nuestra alma y destruye la valiosa relación personal. Vivimos el presente corriendo a alta velocidad, pero debemos tener tiempo en nuestro corazón, sin apresurar los pasos de la vida. Deseo que podamos esperar en la fidelidad y el tiempo de Dios, viviendo junto con nuestro prójimo y echando fuera toda impaciencia de nosotros mismo y de nuestros hijos.

Disfruta el amor y la presencia de Dios, no vivas apresurado, porque en esas prisas te pierdes del gozar del amar a los demás, de servir en esta vida, y de gozar los regalos que Dios te da día a día.

Lindo fin de semana!


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