Rara vez opino sobre elecciones, pues me repugnan los partidos políticos. Las opciones a nuestro alcance son pésimas. Por ejemplo, en la elección presidencial del 2018 usted deberá escoger entre la voraz corrupción de los priistas, el autoritarismo conservador de los panistas o el populismo anacrónico de los morenistas. Por ello prefiero no votar. No quiero cargar con el peso de haber ayudado a elegir a un enemigo más de los ciudadanos. A México le han hecho falta buenos candidatos independientes, que tengan el valor de desafiar a los partidos políticos que tanto daño causan. Necesitamos personas que realmente representen a la sociedad civil en su lucha diaria contra los políticos profesionales.
Los candidatos “independientes” más conocidos no son verdaderamente independientes, ni representan a la sociedad civil. Allí tiene usted a Margarita Zavala, quien hace política a la sombra de su esposo, el expresidente Felipe Calderón, o a Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, un priista devenido en independiente por meras ambiciones personales. Por fortuna, poco a poco empiezan a asomar la cabeza en elecciones de mayor peso los verdaderos candidatos ciudadanos. Gente decente como Pedro Kumamoto, quien ha anunciado su intención de ser senador por Jalisco. Puebla no ha sido la excepción y tiene la oportunidad histórica de contar con un auténtico representante de las inquietudes ciudadanas y no de la voracidad de los infames partidos políticos: Enrique Cárdenas.
Posiblemente usted identifique al doctor Cárdenas, ex rector de la Universidad de las Américas y economista de primer nivel. Su doctorado, de la Universidad de Yale, no es patito, como el de muchos de nuestros políticos. No sólo posee habilidades administrativas, demostradas durante su largo periodo como rector, sino que además cuenta con una visión política moderada y tolerante. Esto lo sé de primera mano. Tuve la fortuna de ser su alumno en dos excelentes cursos de economía de Estados Unidos y, tiempo después, su colega. Siempre se ha distinguido como un hombre sencillo que evita los desplantes megalómanos. Desde hace tiempo, el doctor Cárdenas ha expresado su preocupación por la manera irresponsable y poco ética con la que diversos partidos han administrado a nuestro querido estado. Su preocupación es la misma que la de cualquier buen ciudadano.
Por supuesto que el doctor Cárdenas ha cometido graves errores. Creo que el mayor de ellos fue haber intentado, hace unos meses, ser candidato de Morena a la gubernatura. Primero, porque cayó en el juego sucio que caracteriza a todos los partidos políticos y pagó las consecuencias. Segundo, porque escogió, a falta de opciones, a un partido intolerante que tiene una visión arcaica de la economía que contradice su espíritu de hombre liberal en temas tanto económicos como sociales. Afortunadamente, Morena lo rechazó y con ello dio a Puebla la opción de un excelente candidato ciudadano.
El doctor Cárdenas se ha lanzado a la tarea de ser candidato independiente. Tiene todo en contra. Debe recolectar firmas para colocar su nombre en la papeleta y después tiene que desarrollar una campaña ciudadana contra la maquinaria de los partidos políticos. La sociedad civil poblana cuenta con una oportunidad inédita de librarse del yugo de los partidos políticos, mediante la figura de un hombre preparado y decente. Si usted no lo conoce y no sabe si lo que le digo sobre su persona es cierto o no, por favor apóyelo por el simple hecho de ser un auténtico candidato ciudadano. No sea cómplice de la perversión de los partidos políticos.
Recientemente platiqué con uno de los más grandes políticos que ha dado Puebla, Antonio Tenorio Adame, hombre de la izquierda pensante, no de la intolerante. Lo que me dijo fue muy sabio, propio de alguien que conoce la política en sus entrañas. Si, por falta de tiempo, el doctor Cárdenas no lograra obtener la gubernatura o siquiera la candidatura, la ciudadanía no debe decepcionarse. Su esfuerzo, que continuará, es solo la primera piedra de un movimiento ciudadano poblano que indudablemente crecerá y finalmente triunfará. Si no es en esta, será, con toda seguridad, en la siguiente.
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