Artículo publicado en noviembre de 2018.
1.-INTRODUCCIÓN
Si los eruditos de la Edad Media, si la Reina Victoria de principios del siglo XX, si la Iglesia de la Santa Inquisición abrieran sus sacrosantos ojos en la época actual, seguramente caerían fulminados como por un rayo, al ver y oír el mundo de las nuevas luces donde hablar de la sexualidad es frecuente y constante.
Desde Kraft Ebing en 1886 al postular que la vida sexual solo tendría razón de ser, si estaba encaminada a la generación de vida, y de no ser así sería una vida licenciosa y degenerada, hasta la represión brutal contra la mujer contemporánea en varias partes del mundo, incluyendo desde luego México, han habido avances poderosos en esto de la sexualidad femenina.
En tiempos no lejanos la vida erótica sexual se enmarcaba solo en la gratificación del hombre, la mujer existías solo para ser compañera del machin, y por consecuencia se convertía en la dadora de satisfacción sin que tuviera significado su propia experiencia amorosa, eso decían en esa época, el placer existía solo para los hombres y las mujeres “de la calle”. Como para acuñar perfiles se definieron así la “querida” , “ La amante” es decir a la que sí se quiere, a la que sí se ama, con la que se puede experimentar y renovar experiencias fantasiosas y subyugantes,.
Seguramente mucho de este panorama aún existe, y se sigue perpetuando por la falta de información y por los mitos y miedos arraigados y sembrados desde hace mucho tiempo.
La sexualidad es parte propia, inherente del ser vivo, es una parte de su ritmo de existencia, y si hablamos de orgasmo significará no solo la gratificación física, emocional, sino una vivencia humana que por mucho tiempo fue rechazada en el género femenino, es por eso que Masthers y Jhonson abrieron un rico panorama al demostrar la enorme posibilidad del erotismo femenino. En los 80as , en España Fina Sanz lo afianza al trabajar en esta sexualidad enorme y total, y desde 1983 la Psicólogo Alice Ladas y la enfermera Whipple retoman un tema de antaño para hacerlo vigente y moderno: EL FAMOSO PUNTO G.
2.- DEFINICIÓN.
Desde 1940 el ginecólogo Alemán Grafenberg expone en trabajos científicos la necesidad de que la mujer aprenda a ejercitar los músculos perineales en beneficio de sostener una adecuada estática pélvica, es decir al permanecer siempre de pie, es frecuente que los músculos de la pelvis cedan a la gravedad, y existen descensos tanto del recto como la vejiga e inclusive del útero. A su vez, Kegel demuestra también que los ejercicios de contracción vulvo-vaginal dan sustento efectivo a esta musculatura. Grafenberg desde sus trabajos iniciales habla de una zona en la cara anterior de la vagina altamente excitable al estímulo sexual, y que además sería parte junto con el clítoris de elevada respuesta sexual.
Los antecedentes están pues presente desde hace más de 40 años.
3.- ¿DÓNDE ESTÁ EL PUNTO G?
El punto G (en honor al Dr. Granfenberg)
De acuerdo a reportes actuales se puede sostener que:
– Existe en el interior de la vagina un lugar extremadamente sensible a la presión fuerte. Dicho lugar se halla situado en la pared anterior dela vagina, a unos 5 cms. De la abertura.
– Grafenberg sostuvo que este punto lo había localizado en todas las mujeres que había examinado.
– Cuando se estimula adecuadamente el punto G da lugar al orgasmo en muchas mujeres.
– De acuerdo a estas investigaciones – todavía – en discusión – bajo esta estimulación las mujeres pueden tener “eyaculación” al través de la uretra, expulsando un liquido claro, producto de células periuretrales equivalentes a la próstata..
4.- ¿EXISTEN DIFERENTES TIPO DE ORGASMOS?
Desde hace 100 años cuando Freud aseguraba que el orgasmo maduro de la mujer tendría que ser solo mediante la relación vaginal coital, y que el que se obtuviera mediante la estimulación del clítoris era inmaduro, surgieron voces de protesta por limitar la sexualidad a carriles únicos y que ahora parecen ser muchos.
5.- EL PUNTO “C”, EL MÁS IMPORTANTE.
El punto G es pues una posibilidad en la riqueza enorme de la sexualidad femenina, y que finalmente se reduce a un pequeña área del cuerpo que responde a un estímulo directo. Sin embargo creemos que el verdadero punto globalizador sería el punto C, EL DE LA COMUNICACIÓN, porque aunque en esta época de intensa información, donde las radio-telecomunicaciones se hacen al instante, donde un teléfono celular existe casi en cada mano de un Mexicano, es cuando más in-comunicados estamos. La comunicación en esta dimensión de la sexualidad como sería el erotismo, solo puede ser un punto C, cuando aprendamos a compartir, a hablar de frente y saber dar y pedir, amar y desear, aclarar y sugerir, inventar y seducir. Los estudios demuestran que cuando no existe esta comunicación aun mirando el famoso punto G de frente suele ser pobre la respuesta sexual en esa famosa intensidad del orgasmo.
Seguramente se descubrirán nuevos puntos casi como el ABC, sin embargo el punto C es y será el rico vehículo para alcanzar la plenitud de placer y del amor.
Busca hoy mismo todos los puntos que desees.
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