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El ahuehuete de mil años de San Lorenzo Teotipilco necesita al agua de su manantial


sábado 24 de agosto de 2024
/ Los estudios de Richard Mac Neish determinaron que el valle de Tehuacán es la cuna del maíz.

Pero se debe entender que fue todo el valle; desde la meseta de San Lorenzo hasta lo que hoy es el municipio de Coxcatlán.

Cuando se domesticaron las primeras mazorcas todavía no existía Tehuacán, ni Coxcatlán como demarcaciones.

Ni siquiera existían las pirámides prehispánicas.

Origen de la agricultura en Mesoamérica

Sin embargo poco se ha dicho que en este valle también fueron domesticados el frijol, el amaranto, el aguacate, la calabaza, el chile, la chupandilla (que es una ciruela de la región), el algodón.

Este valle fue el nacimiento de la agricultura que sería el alimento de todas las culturas mesoamericanas: azteca, maya, zapoteca, mixteca, entre otras.

Esto fue posible gracias al agua que circula en el subsuelo y que se ve reflejada en los manantiales milenarios.

Desde hace milenios la tierra de este valle tiene la humedad necesaria para irrigar los cultivos.

De otra forma nunca hubiera sido posible que fuera la cuna del maíz y por ende de la agricultura mesoamericana.

En este valle se construyó la presa “del Purrón” que fue la primera en toda Mesoamérica.

Era tanta el agua que circulaba que podían acumularla para después irrigar sus cultivos.

El vital líquido que abunda en veneros, mantos freáticos de este valle no es producto de la lluvia, sino de los deshielos del Citlaltépetl –como le llamaban los antiguos pobladores–, hoy conocido como Pico de Orizaba.

Con las temperaturas del mes de marzo todas las miles de toneladas de hielo que cubren el Citlaltépetl se derriten y escurren por las laderas, permean en el subsuelo del coloso hasta llegar a Orizaba, Córdoba y a este valle de Tehuacán.

En años recientes mientras otras regiones del país tienen una crisis de desabasto de agua, en Tehuacán sucede lo contrario.

Bajo el subsuelo de esta ciudad circula tanta agua que hay una sobre explotación, un exceso en su extracción.

En la zona de San Lorenzo Teotipilco es donde se encuentran los principales veneros de agua porque los escurrimientos del vital líquido “topan” con el material rocoso de la meseta y se crea una cuenca hídrica.

En estos años tres son las áreas que están sobreexplotando los mantos freáticos:

1.- LAS LAVANDERÍAS INDUSTRIALES.

Algunas empresas operan sin permiso oficial alguno.

Otras pudieron obtener un permiso de CONAGUA para explotar un pozo, pero llegan a tener hasta dos o tres de donde extraen agua en cantidades industriales y sin control alguno.

2.- GRUPOS QUE EXTRAEN EL AGUA PARA LA VENTA DE PIPAS.

Este es un mal necesario, pero se hace obligado regular los “piperos” algunos de los cuales son verdaderos delincuentes que amagan a los pobladores con amenazas.

Los hemos llamado “huachicoleros” del agua.

3.- LAS PEQUEÑAS EMBOTELLADORAS DE GARRAFONES.

En cualquier casa una familia hace su pozo y se dedican a embotellar garrafones para la venta. Por toda la ciudad de Tehuacán vemos camionetas llenas de garrafones.

Esto es lógico porque se venden a la mitad de precio de un garrafón Ciel.

Pero como en el caso de los “piperos” no tienen regulación alguna.

Cada quien perfora su pozo y hace lo que quiere, mientras la delegación en Puebla de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) declara que “no tiene recursos” ni para traer los citatorios a la ciudad de Tehuacán.

Por eso los huachicoleros del agua hacen lo que quieren.

EL SILENCIO DE LOS EJIDATARIOS FRENTE A LA SOBRE EXPLOTACIÓN.

Con el pretexto de “proteger” el ahuehuete, los ejidatarios cerraron el acceso al legendario manantial.

En este contexto, frente a esta situación, sobresale y destaca el silencio de los ejidatarios de San Lorenzo Teotipilco.

Solo un grupo ciudadano ha salido en defensa del vital líquido; se llama “Juntos al rescate del agua”.

Es un grupo social que enarbola la protección del agua, mientras tanto los ejidatarios guardan un extraño silencio.

En semanas recientes se cerró el acceso al legendario manantial de San Lorenzo con el pretexto de “proteger” el ahuehuete que debe tener –por lo menos–, mil años de edad.

Los ahuehuetes son una especie que solamente pueden crecer y desarrollarse junto a ríos, lagos y en este caso junto a un manantial.

Son árboles que requieren de cantidades considerables de agua.

Durante algunas semanas el ahuehuete estuvo bajo estudios de especialistas de la Reserva de la Biosfera Tehuacán – Cuicatlán.

Los estudiosos determinaron que el árbol esta sano y se recomendó quitarle el piso para que pueda absorber al agua de las lluvias.

Pero en Tehuacán solamente llueve 30 días por año.

El principal nutriente del ahuehuete es su manantial.

Un manantial que también está ahí desde hace siglos, por eso el ahuehuete pudo crecer.

Ambos –ahuehete y manantial– han estado juntos por lo menos desde hace diez siglos.

Pero hoy los ejidatarios de San Lorenzo que también tienen una embotelladora de garrafones, han cerrado el flujo del vital líquido y el manantial ya se muestra completamente seco.

No cerraron con candado la reja al manantial para “proteger” el ahuehuete.

En realidad lo cerraron para ocultar que el legendario manantial está completamente seco.

Por supuesto que agua hay y mucha.

Tanta que lavanderías industriales, piperos y familias que embotellan garrafones extraen el líquido de manera indiscriminada. Es una sobre explotación nunca antes vista.

Los ejidatarios deben volver a abrir el flujo del agua hacia el manantial que nutre el ahuehuete de mil años.

Y Tehuacán debe levantar la voz para impedir que esa falta de agua pueda afectar a la larga al ahuehuete.

No es posible que por intereses comerciales y monetarios se afecte a un árbol que ha sido testigo de la vida de Tehuacán durante diez siglos.

Simplemente no es posible.

Seguiremos abundando en el tema.

Nos leemos la próxima semana, aquí en Orbe versión web.

Redacción: Orbe, Bufete de Comunicación.
findesemanadigital@gmail.com

 


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