Hablo mucho de mí porque hasta este momento no hay persona que conozca mejor y también porque considero que muchas de las cosas que he vivido son un perfecto ejemplo de que la filosofía envuelve nuestros días.
Originalmente este espacio lo tenía contemplado para hablar de las diferencias entre el enamoramiento y el amor, sin embargo, en la semana me hicieron una ¿pregunta referente al “amor platónico” que me hizo voltear a aclarar el punto antes de que sigamos llamando así algo que Platón para nada quiso hacer ver como el famoso amor imposible.
Empezaré por ventanearme con una anécdota que solo los más cercanos a mi conocen (y que pena eh, pero lo que uno hace para que lo lean) – Juro que este hecho es totalmente verídico y tengo una tía que lo avala -.
Resulta que cuando era una niñita de 6 años soñaba con Luis Miguel, me encantaba y ahora que lo vuelvo a ver me explico porque era así, esta fascinación la compartía con una de mis tías maternas, a quien solía frecuentar porque mi mamá me llevaba a jugar con sus hijas. Resulta que un día me señaló un enorme tambo con tapadera que tenía al final de una escalera en un desnivel de su casa y me aseguraba que ahí estaba encerrado Luis Miguel, bueno no quiero contarles aquí lo que sentí pero si de la adrenalina que se me acumulo en las piernas para correr directamente al tambo y verlo pero… ¡Mi tía no me dejaba bajar!
Lloré como Magdalena ante tal hecho cruel y cada que contaban mi “oso” infantil en las reuniones familiares acepté que por muchos años Luis Miguel fue mi “Amor Platónico” (se revuelca Platón en su tumba) hasta que llego a los 30’s y pose mis ojos en chavitos más de mi edad.
Durante nuestro paso por la secundaria o la prepa todos tenemos una anécdota así. Miramos con ojos de deseo a alguien sin atrevernos a confesar nuestros sentimientos por temor a no ser correspondidos y entonces rayamos las hojas de las libretas con un montón de corazones para liberar nuestro sentir y comentamos con nuestras amigas y/ o amigos “es mi amor platónico porque es mi imposible” pero… ¡momento!
Esto no es el amor platónico, hemos vivido engañados gracias a una mala interpretación que se le dio al concepto de amor de Platón que pudo ser más o menos así: El pensamiento de este filósofo era principalmente político y está relacionado con la Utopía – que desde su percepción era algo imposible -, por lo tanto Amor imposible = amor Platónico.
Para entender qué es lo que realmente quería decir Platón nos dirigiremos al libro “El Banquete” que si recordaran en un artículo anterior les comentaba que hace referencia a una reunión de amigos que en una bonita tertulia al calor de las copas improvisan discursos al amor y al Dios Eros al cual consideran bien chévere.
Aquí tomare un pequeño descanso antes de continuar porque me parece importante aclarar que en la filosofía griega cuando se hace referencia a un dios no se hace en el sentido religioso, pues en los momentos en que se gesta la filosofía los dioses representaban algo así como una alegoría de los grandes temas del pensamiento.
Bueno pues continuando, resulta que en este banquete se encuentra Fedro – del cual soy su fan – que decía que la riqueza, el ser fifi, ni ninguna otra cosa es capaz de originar la nobleza como lo hace el amor, pues a los que amas no serias capaz de hacerles mal e incluso hasta si se necesitara podrías hasta dar la vida por ellos.
Por otro lado Aristófanes habla de que anteriormente existían tres sexos los cuales fueron divididos por la ira de Zeus.
No me detendré mucho en el tema pues este lo expuse en mi artículo de “El Mito de la Media Naranja”, sin embargo lo que deseo rescatar es la complementariedad entre hombres y mujeres, pues él quería decirnos algo así como que amar es encontrar a la otra mitad.
Finalmente toca su turno al invitado especial de la velada, Sócrates, que es algo así como el amigo incomodo porque es el preguntón de la fiesta.
Su primera víctima es Fedro a quien le cuestiona “¿Quién desearía tener lo que ya tiene?
Es decir, si el amor es la búsqueda de la belleza y la bondad y estas cualidades se encuentran en Eros, éste no podría ser hermoso y bueno (porque se acabaría la búsqueda), es decir, el que ama como el acto de amar no es algo bello ni bondadoso si no que es algo neutro” de aquí surge la primera idea del amor platónico, es algo desapasionado, algo muy diferente a lo que nos han contado en los cuentos de que el amor es primero algo hermoso y miel sobre hojuelas y que luego duele tanto
como golpearte el dedo chiquito del pie.
Para Platón el amor es algo ajeno al apasionamiento y desde luego a la victimización.
La segunda premisa importante es la idea del alma. Platón considera más importante la belleza del alma que la belleza del cuerpo. El “amigo incómodo” sostenía que solo basta la belleza del alma para tener a cualquiera azotando las banquetas, de tal manera que el físico resulta insignificante, lo cual concuerda con la idea de Platón que sostenía que el alma pertenece al mundo de las ideas y de lo divino pero que en este plano se encuentra atrapada en el cuerpo del cual solo se libera con la muerte.
Si dos seres son capaces de elevar su amor al plano al que pertenece el alma habrían llegado a la perfección.
Para terminar, Marsilio Ficino – sacerdote católico, médico y filósofo Italiano – que se dedicó a interpretar las ideas de Platón en la Academia platónica florentina varios siglos después, concluyó que el “amor es el deseo de belleza” pero no se refería a la belleza del cuerpo, si no a la belleza que deja ver el alma, por lo que lo ve como el reflejo de algo divino.
En conclusión, el amor platónico es un amor no afecto a las pasiones y de carácter espiritual, no el amor “imposible” que te deja en visto en el Whats App.
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