Durante mis años como terapeuta – y con mis amigos – me he topado que uno de los grandes problemas con el que nos enfrentamos es el famoso y bien conocido “mal de amores”.
Las conversaciones básicamente tienen un hilo conductor de dolor en el que después de una lista de acontecimientos tristes y cien por ciento sufribles remata con un: “No sé cómo pudo fallarme, si le di todo”
Si nos ponemos románticos en un mundo donde nos venden el amor como lo concebimos en los cuentos de hadas nos encontraremos con frases como “El amor es darlo todo” y sinceramente es algo que suena muy cursi y bonito, pero la realidad es que esta bellísima frase no es más que una integrante del paquete de sofismos de los cuales hablamos en un artículo anterior.
Recordarán que les comentaba que los Sofismos son argumentos falsos como las monedas de a 3 pesos, pero que pretenden pasar por verdaderos en una conversación y no tienen otro fin más que confundir a nuestro interlocutor, sumado a esto, hay algunos de ellos que de repente se vuelven muy aceptados – Como que Maluma es guapo -.
Volviendo al tema es importante comentar que uno no puede darlo todo al amar, pues para empezar al ejercer esta acción lo primero que hacemos – si amamos de verdad o estamos en pleno ligue donde tenemos que convencer a la víctima que somos la mejor mercancía – es tapar la parte feíta, “los defectos de fábrica”.
Así que cuando amamos, en la mayoría de los casos no entregamos lo malo, sino más bien lo mejor de nosotros (Es por eso que avanzada la relación nos topamos con frases como “es que no era así cuando lo conocí” pero bueno, esa es harina de otro costal).
Esto no es un signo de hipocresía pues incluso dentro de nuestra educación traemos instalado el chip de comportarnos diferente para dejar siempre una buena impresión.
Por lo tanto es una verdad que no entregamos lo malo o ¿Encontrarían belleza en “como amar es darlo todo y siempre te estoy dando lo mejor de mí, ahí te va lo peor ¡Vamos a tener un fin de semana de novios tóxicos!? Solo para mantener el equilibrio de la relación”.
Nuestro sofisma del día de hoy nos habla de darlo todo pero esto parte de una idea que pudo haberse gestado en el romanticismo, esa corriente cultural y artística en la que se exaltaba la personalidad individual en donde frases como “Dar la vida por ti o por este amor” serian una flor bordada a mano que nos pondría los ojos de corazón.
Pero si lo ves desde el punto de vista racional sabrás que es una verdadera locura morir por amor pues … ¿Cómo podría amarte muerto?
Ya ni caso tendría.
Nosotros como parte de las personitas del occidente ligamos la idea del amor con el compromiso, por ello, el hacer esto implica una entrega total, pues ya lo decía Javier Solís en la canción que por cierto lleva este nombre “Quiero entregarme a ti en una forma total, no con un beso nada más, quiero ser tuyo, sea por bien o sea por mal”.
Y por ello para nuestra cultura cosas como la infidelidad, la mentira, la deslealtad suelen ser imperdonables, aparentemente porque al final hay tantas cosas más que definen el amor que incluso podemos seguir amando a alguien que ya incurrió en alguno de estos pecados.
Por otro lado algo más que hace errónea la idea de darlo todo recae en que muchas veces el vivir una experiencia decepcionante como esta nos hace caer en la cuenta de que de seguir perdonando pondríamos en peligro nuestra propia conservación.
Nos damos cuenta de lo incómodo que nos encontramos y corremos a los consejos de los amigos para ver como quitarnos esa piedrita del zapato.
En lo personal me parece padrísimo, pues de alguna manera activamos nuestro sentido de supervivencia.
Lo cierto es que cuando se ama, no nos vaciamos al grado de desaparecernos para nuestra pareja en esta entrega total, es más bien que sumamos nuestras partes buenas para crecer y engrandecernos.
Por lo tanto no se puede dar todo si no una parte de nosotros, la mejor que ayuda a expandirme y a fortalecer la relación.
Una persona se siente más amada al saber que estas decidiendo compartir con ella lo mejor de ti en logar de quedarse con una carga enorme de que “´por amor” acabaste por consumirte en esa entrega total.
Pero para ti amar ¿Es darlo todo?
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