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Cúpula / Seguridad Pública: rudos contra técnicos 

Columna publicada el martes 2 de septiembre de 2025.

Entre los años 2003 y 2009 el empresario Eduardo Bours Castelo fue gobernador de Sonora, entidad que se encuentra en el centro de un triángulo particularmente complicado.

Al oeste colinda con Baja California, tierra controlada por el cártel de Tijuana; al este tiene una amplia frontera con Chihuahua donde impera la ley del grupo criminal La Línea y una docena de células.

Y al sur tiene a Sinaloa, tierra de los grandes capos.

Pese a ubicarse en el centro de una zona extremadamente peligrosa, Sonora gozó de un periodo de paz y estabilidad durante el sexenio de Bours.

El entonces mandatario confió a sus allegados que había creado un grupo de expertos en seguridad que lo apoyaron a diseñar estrategias para contener las oleadas criminales que llegaban desde tres frentes.

Se trataba de un grupo de ex militares, ex marinos y policías estatales de ala dura.

Todos con sustanciales salarios para evitar que se fueran al bando contrario.

Tema semejante fue el gobierno municipal de San Pedro Garza García, Nuevo León, bajo la conducción del empresario Mauricio Fernández Garza, quien durante tres periodos ocupó la alcaldía; 1989-1991, 2009-2012 y 2015-2018.

En su segunda gestión pronunció un discurso que decía así:

“Existe un nivel de gobierno federal, un gobierno estatal y el municipal. Disculpen, pero yo me voy a tomar atribuciones que no me corresponden”.

Es decir, iba a realizar funciones de competencia federal y estatal.

Tal cual así sucedió.

Fernández Garza, al igual que Bours, creó un bloque de seguridad de perfil combativo.

Incluso lo nombró “grupo rudo”.

Ex elementos de las fuerzas armadas, ex judiciales y policías municipales a los que entregó todos los recursos para enfrentar al crimen organizado.

Además, el alcalde Fernández asignó un fondo para comprar información.

En cuanto llegaban sujetos sospechosos a San Pedro Garza García, el edil recibía los datos a través de una amplia red de informantes que le enviaban reportes relevantes a cambio de un pago.

En esos años nadie, ni nada se movía en San Pedro sin el conocimiento del presidente municipal.

En la Puebla actual hemos descrito el papel de los efectivos de la Marina Armada que se despliegan en diferentes municipios.

Los hemos comparado con un “bulldozer”; un vehículo de maquinaria pesada; una herramienta formidable.

Pero todo depende de quién lo conduzca.

La estrategia necesita una cabeza; un policía o ex policía poblano de carrera que conozca perfectamente la entidad; que identifique los grupos delictivos y sus células; que tenga una red de elementos de confianza y sepa recolectar la información que se está generando en tiempo real, tanto en la Zona Metropolitana de Puebla, como en el interior.

La batalla por la seguridad pública es una lucha de rudos contra técnicos.

El bando criminal siempre jugará rudo y sucio, por lo que no se puede enfrentar solo con técnicos.

Simplemente no es posible.

El aparato de seguridad urge de un “grupo rudo”, de la misma forma que hicieron en su momento Eduardo Bours y Mauricio Fernández Garza.

Puebla tiene la enorme oportunidad de crear un grupo de mandos y elementos con la firme decisión de enfrentar al crimen.

Por supuesto que existen efectivos que están dispuestos a dar la batalla por esta tierra.

Solo necesitan una cabeza y los recursos suficientes.

La delincuencia organizada es como una plaga que se extiende por un cultivo o un jardín.

Es el momento de erradicarla antes de que se propague.

cupula99@yahoo.com

 


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