Cúpula / Ronald Johnson: quimioterapia para México
miércoles 8 enero 2025 / Publicada en el portal Periódico Central /
Desde hace semanas se hizo el anuncio oficial.
El próximo Embajador de Estados Unidos en México será Ronald Douglas Johnson, un personaje singular.
Tiene formación militar; perteneció al grupo élite del ejército estadounidense, los Boinas Verdes.
Fue (o aún es) operador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con experiencia de campo en los escenarios más letales del planeta como Irak, Afganistán y El Salvador.
El hecho es real.
No lo ven quienes se niegan a verlo.
Estamos ante una intervención militar blanda.
Si bien los marines no van a desembarcar en Mazatlán o Topolobampo, Sinaloa, ni en los puertos de Lázaro Cárdenas o Pátzcuaro, Michoacán, para estas fechas ya deben sobrevolar aviones militares y drones de avanzada tecnología esas zonas portuarias donde se descargan los precursores químicos chinos con los que se prepara el fentanilo que inunda ciudades de los Estados Unidos.
La tecnología militar más avanzada del orbe se está centrando en México para replantear, reconfigurar la relación binacional.
La realidad es que el “stablishment” estadounidense está muy inconforme con la postura mexicana de los últimos seis años.
La cercanía de México con Moscú, Pekín, La Habana y Caracas es un agravio para los grupos que confluyen en el Congreso de los Estados Unidos.
Baste mencionar que todos los espías rusos expulsados de Europa por la guerra con Ucrania fueron bien recibidos en México.
Durante la pasada contienda electoral los ánimos se exacerbaron en la Unión Americana, pero republicanos y demócratas coincidieron en un solo punto: actuar con toda energía contra los cárteles mexicanos.
La postura fue llevada al extremo por Donald Trump quien hace unos días adelantó que designará a los cárteles como organizaciones terroristas.
Al nivel de Al Qaeda y el Estado Islámico.
Algunos capos mexicanos podrían terminar en la prisión de máxima seguridad de Guantánamo, sin posibilidad de un juicio en Brooklyn
En este sentido analistas argumentan que jurídicamente será un proceso complicado.
En tanto que otros estudiosos como Ernesto Guerra (X @ErnestoGuerra_) destacan que Trump tendrá todas las facilidades del Congreso para tomar esa medida.
Por supuesto queda claro que al próximo presidente de los Estados Unidos poco le importa el marco jurídico de su país y mucho menos el de otros.
En este momento designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas le daría más bonos sociales de los que ya tiene.
La sociedad estadounidense busca a quien culpar por la tragedia de un país que cada año registra alrededor de 100 mil muertes a causa de las drogas.
Y también por el embate, la guerra soterrada de China contra Estados Unidos en la que México es el aliado silencioso.
Todo indica que en unos meses veremos una cruda embestida del gobierno norteamericano contra las cabezas de los cárteles mexicanos y que el operador será el Embajador Ronald Johnson.
En un análisis sereno se debe reconocer que ésta parece ser la única vía para detener la llamada “guerra contra el narco” que inició Felipe Calderón, que secundó Peña Nieto y que López Obrador continuó con la frase “abrazos, no balazos”.
Lo cierto es que el crimen organizado controla la agenda nacional desde hace tres sexenios y en este momento es evidente que no pueden contener la espiral de violencia.
México padece un cáncer que carcome la vida de millones que habitan en zonas de extrema violencia y tal parece que la única solución visible es la quimioterapia que representa la estrategia policiaco – militar de Ronald Johnson, cuyos resultados ya vimos en la República de El Salvador.
El fenómeno Nayib Bukele solo fue posible gracias al apoyo estratégico del gobierno de los Estados Unidos a través del Johnson.
Efectivamente con un costo muy alto para los Derechos Humanos, pero al crimen organizado solo se le puede combatir con fuego.
No hay otra forma.
Hoy El Salvador es el país con la segunda tasa de homicidios más baja del continente americano, después de Canadá.
Hay alguien que sigue sus pasos.
En el actual escenario nacional destaca un gobernador con la voluntad política para enfrentar a la delincuencia organizada.
El mandatario de Chiapas Eduardo Ramírez Aguilar sin eufemismos declaró la guerra al crimen y en días recientes mostró acciones determinantes como la detención del alcalde de Frontera Comalapa involucrado en homicidios y desapariciones.
El único estado del país donde incautan los “monstruos”, los imponentes vehículos con blindaje artesanal, es Chiapas.
Ramírez Aguilar es un ejemplo excepcional de combate a los cárteles.
Este es el contexto nacional que en Cúpula hemos llamado “El Holocausto Mexicano”, la mayor tragedia humanitaria de que se tenga memoria.
Por eso es tan necesaria la quimioterapia del Embajador Johnson.
No vemos otro camino.
cupula99@yahoo.com
TAGS