Cúpula / Narcopolítica al banquillo.
Columna publicada el martes 25 de febrero de 2025.
En meses recientes analistas argumentaron que la administración Trump enfrentaría obstáculos legales para designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
En un marco ortodoxo el presidente de Estados Unidos tendría que justificar su imputación.
Pero a estas alturas es claro que al inquilino de la Casa Blanca poco le importa el marco legal de su país y muchos menos el de México.
Durante la pasada contienda estadounidense se ventilaron ásperos desacuerdos, sin embargo, republicanos y demócratas coincidieron en un solo punto: combatir con toda energía a los cárteles mexicanos.
Son significativos los primeros días de esa gestión.
La mano de Trump detuvo los bombardeos en Gaza; con eso mantiene una relación equilibrada con el bloque árabe.
En otro punto del orbe está a punto de lograr una tregua en Ucrania en la que tendrá que sostener el apoyo a sus aliados de Europa.
En este momento el foco rojo para la administración Trump es México donde están concentrados los principales órganos estadounidenses, la Agencia Central de Inteligencia, CIA; Homeland Security, el Departamento de Seguridad Nacional; el Buró Federal de Investigaciones, FBI y la Administración de Control de Drogas, la DEA.
Dirigiendo un sistema de monitoreo sobre México el portaaviones USS Nimitz se pasea frente a las costas del Pacífico, mientras aviones y drones espías sobrevuelan regiones que no es posible determinar.
Los funcionarios rudos de la administración Trump, concretamente el Secretario de Estado Marco Rubio y el director de la DEA Terrance Cole sin eufemismos acusaron el contubernio entre el régimen político mexicano y el crimen organizado.
Son los mismos agentes que hoy operan la agenda antinarco.
Sin embargo, más allá de la cacería que ya inició con la captura de los lugartenientes de Iván Archibaldo Guzmán Salazar, uno de ‘Los Chapitos’, es claro que la administración Trump busca cobrar el agravio que representó una política cercana a La Habana y Caracas.
Pero sobre todo el puente comercial y criminal que se tendió con China.
Desde la cúpula mexicana se abrió la puerta a los contenedores de mercancía china que después parten a Estados Unidos.
Ante todo se toleró la entrada de los precursores químicos que derivan en el fentanilo que está causando estragos en la sociedad norteamericana.
Abatir a los capos y menguar a los cárteles no tendría sentido si permiten que continúe operando un régimen político complaciente como quedó acreditado con la estrategia de “Abrazos, no balazos”.
Para la gestión Trump es tan importante mermar la fuerza de los cárteles como derrumbar el aparato político que permitió su empoderamiento.
La fase de detener a los capos, lugartenientes, pilotos y sicarios es parte del espectáculo para las cadenas de televisión.
El verdadero golpe al crimen organizado vendrá con los formales cargos contra la clase política que lo cobijó.
Estamos a punto de presenciar un maxiproceso contra la narcopolítica mexicana.
Para este fin es poco probable que el gobierno de Estados Unidos permita la repatriación de Ismael Zambada García, el mítico ‘Mayo’.
Para las agencias norteamericanas cobran especial relevancia las revelaciones y datos duros que el capo pueda entregar en su intento por evitar la pena de muerte.
Designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas implica sentar en el banquillo al régimen político que lo permitió.
cupula99@yahoo.com
TAGS