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Cúpula / Los archivos de Gertz Manero

Columna publicada el martes 2 de diciembre de 2025.

Corrían los primeros días de 1993; las crónicas periodísticas dieron cuenta de una inusual actividad en las calles Abraham González y Atenas, alrededores del Palacio de Cobián, sede de la Secretaría de Gobernación.

Por lo menos un tráiler se estacionó frente a la dependencia y trabajadores sacaron cientos de cajas cuyo contenido jamás se conoció.

Días antes Salinas de Gortari había invitado al político chiapaneco Patrocinio González-Blanco Garrido a hacerse cargo de la Secretaría y sustituir al Capitán Fernando Gutiérrez Barrios.

Ese movimiento cerró uno de los episodios más relevantes de la inteligencia política mexicana.

Representó el fin de la época en que el gobierno detentaba el verdadero control del país.

La versión que circuló en los cafés donde se reunían los periodistas de la época aseguraba que esas cajas contenían el archivo de Gutiérrez Barrios; sus investigaciones, las tarjetas informativas, los datos -publicables e impublicables-, de la clase política.

De hecho, toda una era en la historia del México de las instituciones.

Lo que vendría después sería la ausencia de inteligencia política.

El Secretario González-Blanco Garrido fue incapaz de alertar sobre el levantamiento armado en Chiapas; la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el mismo día que iniciaba el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

La sorpresiva sublevación en Chiapas fue un descarnado recordatorio de la realidad.

Al tiempo que el país se inscribía en uno de los acuerdos comerciales más relevantes del planeta, los mismos que detonarían nuevas actividades financieras, México mostraba el rostro de las etnias y grupos indígenas tradicionalmente marginados y vejados.

Los dos rostros dramáticamente contrapuestos de una misma realidad nacional.

Volvemos al tema de la Secretaría de Gobernación.

En aquel 1993 los archivos de Gutiérrez Barrios no causaron preocupación alguna. La cúpula política tenía la certeza de que un hombre institucional jamás haría uso indebido o doloso.

Ahora en 2025 la referencia no solo es necesaria, sino incluso forzosa luego de la destitución de Alejandro Gertz Manero; un atropellado movimiento presidencial que se disfrazó de nombramiento en el servicio exterior.

En este momento el controvertido abogado es una fiera herida; sale defenestrado de una dependencia que condujo durante siete polémicos años.

Lo que viene no será sorpresa.

Gertz siempre utilizó el poder de la fiscalía para venganzas personales y doblegar a sus adversarios políticos y jurídicos.

Hoy que perdió ese poder únicamente queda un acervo que se puede comparar con el archivo de aquel legendario operador de la inteligencia mexicana, el Capitán Gutiérrez Barrios.

La gran diferencia es que el abogado nada tiene de institucional y sale armado con documentos e investigaciones que pueden descarrilar el curso de la 4T.

El sello de Gertz Manero fueron las filtraciones; enviar mensajes a través de información sensible. Delaciones sobre la dupla Adán Augusto López y Hernán Bermúdez, artífices de ‘La Barredora’; la unión de grupos políticos y fuerzas armadas que manejan el huachicol fiscal o el lavado de dinero criminal que opera Alfonso Romo propietario de Vector, Casa de Bolsa.

Su rivalidad con Omar García Harfuch se traducirá en un cruce de velados duelos.

Esto no terminará con su estancia en una embajada “amiga”.

No debe descartarse un probable choque de trenes.

Al tiempo.

cupula99@yahoo.com


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