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Cúpula / La dramática caída de Ricardo Monreal.

Puebla, Puebla, martes 19 de septiembre de 2023 / Durante meses montó un escenario para victimizarse.

A los cuatro vientos gritó que una brecha lo separaba del presidente López Obrador.

La postura de exhibirse como un “damnificado” quedó demostrada en las entrevistas que concedió a Proceso y Reforma.

Nunca perdió un espacio mediático.

En prensa impresa y radio él mismo se encargó de difundir la profunda zanja.

Empero nada hizo para remediarlo; al contrario.

Cuando desde Palacio Nacional se impulsó al senador Higinio Martínez Miranda para ocupar la presidencia de la Mesa Directiva, tanto Alejandro Armenta como él confabularon para bloquear la propuesta de AMLO.

En las decisiones que se tomaron en la Cámara Alta en más de una ocasión votó en contra y en otra se abstuvo.

Su intención era una sola: remarcar la grieta que lo separa del Ejecutivo federal y jugar las contras cada vez que podía.

Su proceder tuvo repercusiones.

Durante meses se evitó cualquier diálogo con él.

Se convirtió en la figura non grata para Palacio Nacional.

Finalmente y conforme se acercaba el proceso interno de Morena Ricardo Monreal Ávila fue recibido por el presidente López Obrador a manera de aplacarlo.

A partir de ese momento aquel personaje de fiereza indomable se convirtió en un dócil vasallo. Cuando la encuesta nacional no le favoreció, de inmediato reconoció el triunfo de Claudia Sheinbaum.

Horas después expresó sus intenciones de buscar la nominación al gobierno de la Ciudad de México para al día siguiente declarar que estaba fuera del proceso.

Monreal ya perdió aquel perfil aguerrido, combativo.

Sabe que su ciclo político ha concluido.

¿A qué aspira en este momento?

Lo que sea es bueno. Una diputación federal, la dirección de una paraestatal como el Conacyt o el Fondo de Cultura Económica, la Embajada de México en Venezuela.

A estas alturas ya no está en condiciones de pelear posición alguna.

Y en este contexto ¿qué puede hacer por su ahijado poblano Alejandro Armenta?

La realidad es que poco o nada.

Por cierto con Armenta estamos ante el resurgimiento de un neomarinismo mediático; un repudio visceral a las voces críticas.

Hace más de 17 años, el martes 14 de febrero de 2006 el diario La Jornada y el noticiero de Carmen Aristegui publicaron las conversaciones entre Mario Marín Torres y el empresario Kamel Nacif.

Fue el tristemente célebre audio del “góber precioso”.

En ese momento los operadores de Marín no pudieron dimensionar la magnitud de la catástrofe que se prolonga hasta estos días.

Pero hoy conviene subrayar unas palabras del entonces gobernador: “…para que entiendan otras y otros…”

Con la captura de Lydia Cacho, Mario pretendía enviar un mensaje a un grupo de periodistas poblanos que siempre fueron sus críticos.

La alusión tenía dedicatoria a Mario Alberto Mejía quien nunca dejó de subrayar las pifias y excesos del personaje.

Marín tenía la intención de instalar un aparato que reprimiera a la prensa crítica y que llegara -incluso-, al grado de la venganza.

Afortunadamente un 14 de febrero medios nacionales exhibieron los audios que demolieron su futuro.

Hoy con Armenta estamos en presencia de un perfil asombrosamente semejante.

La difusión del video del Audi R8 fue una estocada frente a la cual su equipo busca aplicar represalias y escarmiento.

Sería lamentable para la Libertad de Expresión el surgimiento de un neomarinismo mediático.

Esta ya es una Puebla diferente.

cupula99@yahoo.com


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Alejandro ArmentaAudi R8Mario MarínRicardo Monreal