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Cúpula / Descarrilar a Eduardo Rivera pretende Marko Cortés

Puebla, Pue. jueves 17 agosto 2023 / En Cúpula hemos sido críticos de la función del edil Rivera Pérez y seguiremos la misma línea.

Sin embargo no podemos eludir una lectura sobre el doble lenguaje que se practica en el PAN.

Hasta el momento es una versión, un trascendido.

El alcalde Eduardo Rivera Pérez será el candidato de la coalición opositora a la gubernatura de Puebla.

Así se acordó en cónclave privado con el presidente del CEN Marko Antonio Cortés Mendoza.

Esto lo convertiría en el cordero de la elección porque irremediablemente será sacrificado.

En Cúpula teníamos otra versión.

Rivera sería postulado al Senado.

Como todo apunta que Morena volverá a arrollar en la jornada electoral, el panista llegaría a la Cámara Alta por la vía de primera minoría.

Aún perdiendo obtiene la posición.

Ocupar un escaño le daría la presencia, la operatividad y la exposición mediática durante cómodos años para buscar la anhelada candidatura en 2030.

Pero sobre todo Rivera Pérez requiere de una posición que le permita detentar, mantener el liderazgo de Acción Nacional en el estado.

En este momento es el jefe político del albiazul, así como en otra etapa lo fue Moreno Valle.

Por estas razones buscar una posición en el Senado de la República era la medida ideal, idónea.

Dejaba la alcaldía en manos de Adán Domínguez Sánchez mientras él hacia un plácido recorrido rumbo a la Cámara Alta.

Pero la insistencia de Marko Cortés es obsesiva.

¿Realmente qué pretende el dirigente del CEN?

No se debe olvidar que Marko tiene una genética morenovallista.

Fue el finado político quien lo colocó en ese cargo nacional y lo manejaba como marioneta.

Por esa razón Cortés siempre toleró todos los excesos y transgresiones de Genoveva Huerta Villegas.

Evidentemente Marko busca que el PAN poblano obtenga la mayor cantidad de votos, pero en absoluto le interesa si Eduardo pierde la elección.

Para él sería lo mejor.

La noche de la derrota electoral el diálogo sería más o menos así:

“Mi Lalo hicimos lo posible, le diste una buena cantidad de votos al partido, pero no se pudo… el panismo está en deuda contigo”.

En ese momento Rivera perdería su liderazgo en el estado y paulatinamente se iría desdibujando.

¿Quién tomaría la batuta?

Ni Augusta Díaz de Rivera y mucho menos Marcos Castro Martínez.

Una mano oscura tomaría por asalto lo que quede del panismo.

Por supuesto nos referimos a Genoveva Huerta.

Para ella Eduardo Rivera es un obstáculo, un estorbo para consumar el anhelo de perpetuar el sueño morenovallista.

En este momento solo la influencia que ejerce Liliana Ortiz Pérez puede evitar que Eduardo caiga en la trampa de Marko Cortés.

Estaremos atentos.

cupula99@yahoo.com


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