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Cúpula / Combatir al crimen, eje de la agenda sexenal

Publicado el lunes 17 de febrero en Diario Cambio de Puebla.

La agresión armada en San Matías Tlalancaleca es el mayor ataque lanzado en Puebla por el ‘Operativo Barredora’, brazo del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Los sicarios hicieron al menos 200 (con letra, doscientas) detonaciones como quedó acreditado con los casquillos encontrados en la escena.

Una persona fue abatida en el embate criminal.

Desde el arribo de ‘la Barredora’ a Puebla ésta es la mayor ofensiva de los sicarios.

Fue un ostentoso despliegue con un claro mensaje de amenaza a sus enemigos… y a las autoridades.

Una versión extraoficial apunta que fue una pugna por el control del huachigas.

En horas recientes se reportó otro despliegue criminal, pero en el municipio de Ahuazotepec, zona de Huauchinango.

Un grupo armado que portaba equipo táctico lanzó una ofensiva. Los sicarios usaban vestimenta similar a la Marina.

El grupo allanó tres viviendas y sustrajo a un hombre del que se desconoce su paradero.

En el caso de la zona norte se argumenta que es una disputa por el huachicol.

Ambos casos son parte de un mismo fenómeno creciente: la presencia de células del crimen organizado en el estado de Puebla.

Como apuntamos hace unos días esta presencia se agudizará en las próximas semanas y meses por la cacería que ya inició la administración Trump.

Capos y lugartenientes saldrán huyendo de Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Michoacán, entre otros, para buscar refugio en estados benévolos, como es Puebla,

Desde hace 20 años Puebla es un refugio, un remanso para los barones del narcotráfico que encuentran en la zona metropolitana casas con las condiciones de seguridad que requieren.

Sus adversarios están en el norte, pero no en Puebla.

Además, como en el estado no tienen órdenes de aprehensión pueden pasearse libremente en centros comerciales y antros.

Pero ahora con la persecución que ya inició en la zona del Triángulo Dorado -Sinaloa, Durango y Chihuahua-, los capos y sus lugartenientes buscarán refugio.

Algunos llegarán con bajo perfil, pero otros buscarán traer sus pugnas a Puebla.

Así como llegó la célula del ‘Operativo Barredora’ que dirigía Juan N. alias “El Apá”, su novia Tania y su casero Juan de Dios, de la misma forma llegarán otros grupos.

Hoy estamos ante los efectos de esa presencia criminal.

Esto se refleja en las ejecuciones, los cuerpos desmembrados, embolsados que aparecen en municipios de la Zona Metropolitana de Puebla (ZMP).

Para entender el fenómeno criminal debemos pensar en una estructura vertical.

En la parte superior están los jefes de los cárteles; por ejemplo ‘Los Chapitos’, ‘El Mayito Flaco’, los hermanos Hurtado Olascoaga.

Con la declaratoria de organizaciones terroristas estos personajes tienen los días contados, junto con sus operadores financieros y lavadores de dinero

Después están los bloques de sicarios, que ahora vemos en Puebla.

Por ejemplo el ‘Operativo Barredora’ y el ‘GOEM, Grupo de Operaciones Especiales Mencho’.

Enseguida están las células de nivel medio.

En Puebla son vendedores de huachigas y huachicol.

Delincuentes que ofrecen productos ilegales en grandes cantidades.

Venden gasolina y gas robado -no de persona en persona-, sino a empresas.

Firmas que tienen flotillas de vehículos o calderas que requieren cantidades considerables de combustible y compran el más accesible que es robado.

Finalmente la base de la estructura criminal son los pequeños vendedores, los llamados “dealers”; los que tienen pequeñas “tienditas” donde ofrecen todo tipo de narcóticos: marihuana, cocaína, metanfetaminas, cristal.

Todo lo ponen al servicio principalmente de adolescentes, jovencitos menores de edad.

Para hacer un diagnóstico solo basta preguntar cuándo fue el último cateo que se hizo a una “narcotiendita” en la Zona Metropolitana de Puebla.

Por favor solo esa pregunta, cuándo.

Esos pequeños expendios llevan años sin ser molestados. Así, años.

Puebla enfrenta una crisis de inseguridad que por supuesto no se gestó en las semanas que tiene el gobierno de Alejandro Armenta.

Es una descomposición que viene desde el arribo de Facundo Rosas y Víctor Carrancá ambos conducidos bajo la batuta del General Eduardo León Trauwitz y que se prolongó a los últimos seis años.

Ya lo hemos explicado, el “boom” del huachicol abrió la puerta a otras actividades delictivas.

Esta es la herencia que recibió Armenta y el combate al crimen será el eje medular del sexenio.

cupula99@yahoo.com


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