Cúpula / Chedraui, retomar la tesis “tolerancia cero”.
Columna publicada el miércoles 9 de julio de 2025 en el portal Periódico Central.
Se hace necesario rememorar cómo y sobre todo por qué se aplicó la tesis de “tolerancia cero”, el único modelo de seguridad pública que ha funcionado en México.
El inicio del desgobierno de Felipe Calderón fue un caos.
En una atropellada toma de protesta, un candidato electo entre graves irregularidades llegó al pleno de la Cámara de Diputados por un pasaje, un pasadizo subterráneo poco conocido.
El recinto retumbaba ante el grito de “¡espurio, espurio!”.
Calderón en poco abonó a la estabilidad del país cuando declaró “Haiga sido como haiga sido” había ganado la elección.
Para tratar de obtener la legitimidad que no logró en las urnas decidió “declarar la guerra” al crimen organizado.
Por supuesto fue igual de espuria su bandera que la presidencia que ocupó.
Para tal fin encomendó la tarea a Genaro García Luna.
Ya sabemos cómo terminó su “guerra” y dónde terminó sus días aquel jefe policiaco.
El incendio criminal que azota al país inició precisamente con Calderón, se prolongó ante un incapaz Peña Nieto y se encumbró durante el sexenio de “los abrazos” y las constantes giras a Badiraguato, Sinaloa.
Sin embargo, en estos años de masacres y violencia incontenible existe un ejemplo de éxito.
Durante los años calderonistas el entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México Marcelo Ebrard supo leer que la crisis de inseguridad podía anidarse en la urbe y ante un escenario inédito buscó asesores en el extranjero.
Así fue como recurrió al ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani quien le expuso que la escalera criminal se barre de abajo hacia arriba.
Enfrentando los ilícitos más pequeños se evita que la base social normalice el crimen.
Así pues, la delincuencia se enfrenta primeramente contra el vandalismo llano y común.
El modelo de “tolerancia cero” fue aplicado exitosamente en la metrópoli mexicana.
Mientras la violencia comenzaba a incendiar Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León, Veracruz y Michoacán, la Ciudad de México era un remanso de paz.
Así entregó Ebrard la urbe, con los índices delictivos más bajos del país.
El problema fue con su sucesor Miguel Ángel Mancera quien se cruzó de brazos ante la criminalidad que paulatinamente fue escalando.
Hoy con Clara Brugada la delincuencia llega al grado de desafiar a la principal autoridad ejecutando a sus colaboradores más cercanos.
La situación en la ciudad de Puebla también es complicada y tiene causas evidentes.
El alcalde José Chedraui Budib está enfrentando las consecuencias de los años de simulación.
Estamos ante las secuelas de los trienios perdidos que encabezaron Claudia Rivera Vivanco y Eduardo Rivera Pérez.
Ambos periodos fingieron una falsa estrategia de seguridad; simularon enfrentar al crimen que está enquistado en las viejas vecindades del Centro Histórico.
Chedraui representa otra postura y tiene la integridad para enfrentar a los grupos delictivos que asolan la Angelópolis.
Se debe señalar que la ola delictiva no es privativa de la ciudad.
Es un fenómeno que se extiende por toda la Zona Metropolitana de Puebla (ZMP), desde San Martín Texmelucan hasta Amozoc.
El parteaguas frente a la delincuencia pueden ser los operativos contra los arrancones que ya se realizan.
En días recientes se dio un fuerte despliegue en Las Ánimas.
De la misma forma se han detectado arrancones de unidades de transporte público en el estacionamiento del estado Cuauhtémoc.
La seguridad de una ciudad inicia con la implementación de la tesis “tolerancia cero”.
Se deben detener los vehículos involucrados y revisar su estatus.
Asimismo, se deben realizar exámenes toxicológicos a los conductores.
En los arrancones el alcohol y las drogas son la constante.
La lucha contra la delincuencia inicia desde las funciones policiacas más elementales.
Esto representa la tesis “tolerancia cero”.
El alcalde José Chedraui tiene la firmeza y la integridad para enfrentar la delincuencia.
Solo debe intensificar los operativos policiacos.
cupula99@yahoo.com
TAGS