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martes 14 enero 2025 / Publicada en El Sol de Puebla /

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla atraviesa por uno de sus mejores momentos en la historia reciente.

La Doctora María Lilia Cedillo Ramírez ha llevado la institución a un nivel inédito.

Una rectora formada en ciencias ha dado un especial impulso a ese rubro y a la investigación. En ese renglón el Instituto de Ciencias ha recibido un respaldo inédito.

En los últimos años la institución se consolida como un referente en las ciencias exactas, sin perder el rigor en humanidades.

Es lógico que una doctora en microbiología imprima especial atención a la ciencia, un rubro que le ha dado un amplio reconocimiento a la Benemérita.

Después de la UNAM, la BUAP es un referente nacional en investigación y esto se debe al enfoque que impulsa la rectora Cedillo.

En el pasado subrayamos otro rasgo medular de la académica que es una completa lejanía de los intereses políticos.

María Lilia Cedillo no tiene aspiraciones o pretensiones futuristas.

Su rectorado no es una plataforma o un trampolín para buscar una candidatura como sucedió en el pasado.

En otros momentos el edificio Carolino y la torre de rectoría se convirtieron en un centro de operación política donde se orquestaban estrategias sociales e incluso electorales.

Más de uno cayó en el descrédito y el rechazo social por el uso indebido y faccioso de la investidura académica.

Con Cedillo también terminó esa etapa oscura de los turbios manejos financieros; las empresas fantasma que servían para transferir fondos a terceras personas; los negocios en adquisiciones, compras y en la construcción de edificios.

Estamos ante una académica que se conduce con un espíritu eminentemente universitario.

Se trata del rectorado más pulcro de las últimas décadas, sin contaminantes políticos, ni ambiciones financieras.

Aún en este momento la estatura de Cedillo no es debidamente dimensionada.

Si algún error comete la opinión pública es no valorar los momentos trascendentes cuando los presenciamos.

Tal parece que inevitablemente tendrán que pasar años para que se reconozca a la figura que rompió con los vicios del pasado.

La honestidad intelectual y la integridad moral serán el gran legado que dejará para las páginas de la historia universitaria.

En esta ocasión habremos de agregar otro rasgo del rectorado de Cedillo; su rechazo tajante a la corrupción en los planteles regionales.

En semanas recientes la Doctora Cedillo recibió delicados informes de lo que ocurría en el Campus Tehuacán.

Incluso escuchó un audio que demostraba la ambición que alcanzó la responsable de esa dirección regional.

Un nivel de corrupción que llegó al grado de solicitar viajes internacionales para sus docentes consentidos.

La decisión fue inmediata; la titular del campus fue destituida de manera fulminante.

En su lugar llegó un respetable miembro de la comunidad universitaria, el Doctor Rafael Hernández Oropeza; un hombre con un amplio reconocimiento a sus virtudes académicas y personales.

Un caballero de la BUAP.

Se debe agregar que a su llegada Hernández encontró un plantel infestado de corrupción, amiguismo, favoritismo y malos manejos.

Se espera que continúe la depuración de ese recinto universitario y que caigan los incondicionales de la ex directora.

Solo fueron una putrefacta cofradía de ambiciones e intereses mezquinos.

Por supuesto se trata de un grupúsculo que en su momento fue protegido por Alfonso Esparza Ortiz.

No podía ser de otra manera.

cupula99@yahoo.com

 


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