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Cúpula / Agenda hemisférica: factor determinante en 2024.

Los indicios son inequívocos, las señales son contundentes.

Desde el ascenso de Joe Biden los más altos funcionarios del aparato de seguridad estadunidense han visitado México.

La nueva relación bilateral debe verse desde dos ópticas: los movimientos de las cúpulas y lo que ocurre en las calles de Estados Unidos y Europa.

La verdadera artillería pesada de Biden no está en Ucrania, sino en México.

Toda la burbuja de la seguridad norteamericana tiene la mira puesta en nuestro país y de manera especial en la sucesión del 2024.

La presencia norteamericana ha llegado a grados inéditos.

En algunos casos se trata de visitas “inusuales” como lo señaló Martha Bárcena Coqui sobre la presencia de William Burns, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), quien llegó a México en un avión equipado con la más alta tecnología militar.

También han acudido a Palacio Nacional el asesor de Seguridad Nacional del presidente Biden, Jake Sullivan; el secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas y toda la plana mayor del aparato de seguridad de Washington.

Toda es toda.

En el mismo contexto se deben leer las declaraciones de militares de alto rango del Pentágono.

El jefe del Comando Norte de EU, general Glen VanHerck, afirmó que del 30 al 35% del territorio mexicano es controlado por organizaciones criminales.

En días pasados el mismo militar señaló que la agencia de espionaje militar de Rusia (GRU) -hija de la KGB-, tiene en estos momentos más espías en México que en cualquier otro país del mundo.

Esto es lo que declaran los más altos funcionarios de la seguridad estadunidense, porque lo que pasa en las calles de la Unión Americana tiene una estrecha relación con México.

En los años y meses recientes se ha cuadruplicado la venta de fentanilo mexicano en las ciudades norteamericanas; la mariguana, cocaína, heroína y metanfetaminas han pasado a un segundo plano.

Hoy todas esas drogas se utilizan para crear cocteles.

Los cárteles -principalmente de Sinaloa y Jalisco-, están mezclando esas sustancias con el fentanilo que se vende en las calles de Estados Unidos.

El amasijo causó la muerte de 100 mil norteamericanos tan solo en 2021.

En otra parte del hemisferio norte, Europol la agencia policiaca de la Unión Europea, también señala a México como el principal distribuidor de narcóticos, principalmente metanfetaminas.

El órgano afirma que de 2010 a 2020 han incautado 6 mil toneladas de metas, pero se calcula que eso representa tan solo el 20 por ciento de la droga que llega a las calles europeas.

Tanto Estados Unidos como Europa enfilan sus baterías a ejercer una mayor presión sobre el gobierno mexicano.

Ahí están las declaraciones sobre la violencia contra periodistas; esos tuits son la punta de una lanza que pretende influir mucho más en la escena nacional.

Por supuesto los grandes intereses financieros en torno a la apertura energética también están sobre la mesa.

Pero la preocupación mayor es por la ausencia de una verdadera estrategia de seguridad en México. El vacío oficial está creando el crecimiento exponencial de los cárteles en todo el hemisferio.

La percepción en los países del primer mundo es que México es un Narcoestado completamente fuera de control.

Saben que en este momento es prácticamente imposible que se modifique la postura unipersonal de “Abrazos, no balazos” y del “fuchi, caca, guácala” que pasó al “también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos”.

En horas recientes ‘El Universal’ presentó los datos duros de las vejaciones a las fuerzas armadas; 24 actos de abierto desafío del crimen organizado contra Ejército, Marina Armada y Guardia Nacional.

Nunca antes las fuerzas armadas fueron objeto de la denigración que se muestra ahora. Porque la orden es dejar que los criminales hagan lo que quieran, aunque todo el país quede en la indefensión.

En los países industrializados las imágenes de un ejército sobajado son impensables, inimaginables.

Es clara la intención de Estados Unidos y Europa de señalar a los cárteles como organizaciones terroristas; estamos a un paso de que ello ocurra.

Y entonces el Estado mexicano quedará diluido.

Para el hemisferio norte es prioritario impedir que en el próximo sexenio continúe la política de “Abrazos, no balazos”.

Por ello se apostará por un candidato presidencial que pueda colaborar con las agencias internacionales, antes que una figura proclive a continuar con el Narcoestado.

La sucesión 2024 no se va a cocinar en la Secretaría de Gobernación y mucho menos en las oficinas de Morena.

La agenda hemisférica, la que se dicta desde Washington y Bruselas, Bélgica, sede de la Unión Europea será un factor determinante.

Los indicios están a la vista.

No los ve, quien no quiere.

 

 


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