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Ahora resulta que tod@s los políticos son expertos en el pensamiento profundo de Carlos Fuentes, sabedores retozones de la literatura Irlandesa, y observadores con desdoro total de aquellos que desconocen la poesía de Octavio Paz…

Ahora resulta, que me salieron muy letrados y barnizados por sonetos, serventesios y octavas reales e italianas;

Ahora resulta, que miran con desaire a aquellos que no son capaces de responder y enlistar los tres libros que cambiaron sus vidas, como le pasó a aquel hace 6 años..

Ahora resulta….

En 1963 Juan Bosch Gaviño célebre escritor de Dominicana ascendió al poder con todo el apoyo de un pueblo sediento de democracia, fue vitoreado por su trabajo literario y por la renovación tanto material como cultural que impuso en aquella isla.

Siete meses después, tan solo 7 meses después, fue depuesto por un golpe de estado por no saber atender a todos los sectores- así dijeron los militares golpistas-. Años después Juan Bosch afirmaba en el destierro: “es más fácil terminar una novela, que gobernar y dar gusto a todos”.

No todo lo que brilla es oro.

En la esencia misma del ejercicio político se suscribe como objetivo fundamental el servir a los demás, el velar por el bienestar de la mayoría y no solo algunos, tal como dijera Pericles en el célebre discurso a sus compatriotas en la derrota del Peloponeso: “La democracia auténtica es cuando se piensa en los más y no en los menos”.

Si así entendemos al ejercicio de la política no hace falta el oropel vestidor de la filosofía o de las artes. Juan Bosch tenía las herramientas de las artes, de la cultura pero conjugaba un pulso equivocado de su pueblo, porque su perspectiva se centraba en una visión propia, y no la de los más: un pueblo sediento de justicia, lleno de ignorancia y repleto de odio contra el anterior Presidente Trujillo.

Hoy en México los medios de comunicación se regodean de los dislates de todos los aspirantes a la presidencia, descalifican por tramposos a los independientes que aun con trampas estarán en la boleta, y ya pasada la tormenta algunos hasta buscan que les pregunten para presumir de libros recónditos y desconocidos porque creen, que les da más esplendor a su falso oropel de hombres y mujeres cultos e ilustrados.

México requiere un Presidente que sepa ser CONGRUENTE, INNOVADOR Y GENEROSO.

Estamos probablemente ante la última llamada del destino-si es que llegamos a las elecciones-para ver con ojos de escrutinio, no solo al que sabe tocar una guitarra chiquita, ni el que se siente profeta en el desierto porque es la tercera vez que compite, o el que no sabe cómo sacudirse la sombra del PRI ni si son delfines del poder o productos de televisa, sino la congruencia en las historias de sus respectivos ejercicios profesionales, porque solo de esta manera en la forma que sus acciones sean congruentes sabremos que abonarán cosas buenas por México. Qué nos importa si son homosexuales o lesbianas, si han tenidos amantes de a montón, si todo eso cae en la vida privada, única y respetable. El ser humano que es congruente en el mapa de su vida, inexorablemente lo proyectará en su vida pública, como el espejo de los cuentos.

SER INNOVADOR.

Steve Jobs aseguraba que el camino seguro al éxito es sencillo si se:”piensa diferente”

Es decir, si al volver la vista a la historia, descubrimos que los caminos andados no han resuelto nuestros problemas y no nos han guiado a donde queríamos, ergo necesitamos un presidente que piense diferente, que innove, porque los éxitos del mundo ahora estriban en la renovación, en la innovación.

No es justo imaginar siquiera que el seguir contabilizado muertos cada día como una suma macabra, acabará algún día con la guerra contra el narcotráfico, a no ser que la estrategia sea hasta que muramos todos. El político del sigo XXI solo se entiende cuando innova, cuando no se conforma con el mundo, con el país que ha heredado, y empieza cambiara desde su discurso y sus proyectos. Mal augurio cuando al escucharlo parece que regresamos en el tiempo, o amenaza con seguir con la carnicería de vidas que nos duele.

SER GENEROSO.

Es posiblemente el paso más difícil porque incide en la esencia del hombre, de su razón de estar aquí y ahora. El darse a los demás suena a pose romántica y cursi, casi en el discurso ahora muy socorrido de ser “amoroso”.

Siempre los extremos son peligrosos por caminar en el filo de lo falaz y mentiroso; se trata de aspirar a un dirigente que sepa que el estar al frente de un país o una comunidad, se inscribe en el privilegio más conspicuo, pero por lo mismo más exigente; el pensar en cuánto obtendré de este puesto, y a cuántos haré ricos por definición se descarta, aunque a fuerza de la costumbre parece muy natural y normal: “robó pero hizo mucho”. En pocas palabras el ser generoso es hacer bien lo que le corresponde hacer, y pensar en un camino que no se pierda más allá de los tres o seis años de ejercicio.

Por un instante imaginemos que estos tres elementos adornaran a todos nuestros aspirantes a puestos de elección, que ya hacen cola por querer legislar en los próximos años, por ofrendar sus vidas y trabajos por el bien de los mexicanos, imaginemos que sus sueños son sinceros, y seguramente ya estaremos en los albores de un México nuevo y deslumbrante.

Finalmente me dirijo a ti que aspiras a un escaño en el congreso. Por si las dudas apréndete de memoria como las tablas de multiplicar: tres libros con sus autores, tres pinturas famosas (no casas de pinturas por ejemplo Comex), sino obras de arte, y el nombre de tres esculturas o monumentos históricos del mundo, porque andando por estos caminos de la grilla bien te los pueden preguntar.

Sin lugar a dudas no requerimos un gobernante intelectual o filósofo, pero sí que se haya dado un chapuzón en la cultura.


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