Psicoterapeuta
Desde hace algún tiempo, no se si ustedes al igual que yo, hayan estado escuchando que las relaciones ya no duran lo de antes y es que parece ser que hemos desarrollado un gran amor a aquello del soltar, tan así que la pasamos soltando, soltando, soltando todo sin detenernos en algunos casos en observar si aquello que estamos a punto de desechar tiene solución.
Soltar se ha vuelto uno de nuestros deportes favoritos y no digo que este mal, pues mu-chas veces es sumamente necesario, pero también es importante reconocer que nos falta compromiso para ciertas cosas, para pararnos y comprobar si aquello realmente ya no tiene solución y ya después si nos damos cuenta que por más que ponemos pegamento y cinta a las cosas no terminan por componerse entonces si tomar decisiones.
A nuestro favor quisiera decir que no todo es nuestra culpa pues estamos de cierta manera condicionados por el momento que vivimos.
Zygmunt Bauman, sociólogo polaco, acuño uno de los términos más importantes que logra explicar este fenómeno con el que nos es-tamos conduciendo últimamente por la vida, similar a como lo hacen los líquidos, con caracterizas de inestabilidad, de falta de cohesión y sin una forma definida.
De igual manera nos relacionamos en el amor: con tendencias cambiantes, falta de voluntad y un compromiso casi inexistente.
Bauman maneja que el amor se ha visto influencia-da por nuestra sociedad consumista en la que al igual que al comprar algún producto, nos dejamos llevar por el deseo que cuando este se extingue, termina el interés.
La consecuencia de todo esto es la falta de comunicación, la evasión de responsabilidades y esa creencia – que es una con las que más se batalla – de que uno puede cambiar al otro, moldearlo a su manera – con suerte y le vuelve a gustar-.
Esto se refuerza con la tecnología – pues como les comentaba antes, nuestro contexto tiene una enorme influencia sobre nuestra forma de relacionarnos -, en la que podemos notar como las relaciones se mantienen por medio “virtual” donde lo importante es todo lo que se desarrolla en el chat, dejando a un lado la convivencia física.
A cuantos de nosotros nos han hablado bonito en mensajes y luego, al momento de convivir parecemos dos extremos o más fuerte aún, ¿les han terminado por un inbox o mensaje de whatsapp?
¡Sorprendente! ¿No?
Lo cierto es que en esta práctica de “amar”, según nuestro autor, lo rige meramente el deseo, por eso vivimos varios episodios de estos, enamorándonos y desenamorándonos constantemente, logrando así relaciones completamente inestables.
Pero esto no es todo, cuando la pareja logra consolidarse, es decir, se une – de cualquier manera que desee hacerlo – surgen los hijos, que en viejos tiempos se veían como esa extensión de la pareja, incluso hubo un tiempo en que se le nombro que era el “fruto del amor”, sin embargo, teniendo como marco y referencia la falta de compromiso que se ha enmarcado en párrafos anteriores, últimamente – según Bauman-, en algunos casos es-tos llegan para poder ayudarnos a sortear la terrible e inmensa soledad.
Lo curioso del caso es que esta oración se afirma en un grueso de la población, mientras que por otro lado, teniendo la misma raíz de la falta de compromiso lo que surge es el “sexo casual” actividad que, aceptando la sociedad consumista en la que nos movemos nos hacer ejercer esta actividad por mero gusto y placer perdiendo en si uno de sus objetivos: la procreación.
Entre otras premisas, el Amor Liquido de Bauman aborda el tema de las relaciones humanas en un contexto muy contemporáneo, donde las nuevas tecnologías, la globalización y el consumismo son ejes rectores de esta praxis. Pareciera ser que algunos perdimos el equilibrio que sostiene el amor propio y lo llevamos al extremo del egoísmo, buscando la satisfacción inmediata y olvidando lo enriquecedor que es mirar el mundo a través de las palabras y los ojos del otro.
Es de suma importancia dejar a un lado la liquidez con la que la época nos ha hecho con-templar el amor y tomar con un compromiso real a nuestra pareja, pues es al lado de esta donde muchas veces se nos presenta la verdadera oportunidad de crecer.
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