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Cuántas veces hemos escuchado “Ámate a ti mismo primero” como un consejo cada vez que iniciamos una relación o andamos en búsqueda de una pareja. Incluso muchas veces incluso nos vemos a nosotros mismos dando ese mismo consejo. Ya hasta parece una frase cliché. Y sin embargo, la mayoría de la gente realmente no sabe lo que significa.

Creemos que “amarse a uno mismo” significa hacerse inmune a la crítica. Creyendo que eres el mejor. Teniendo ideas excesivamente positivas pero en última instancia delirante acerca de quien crees eres en lugar de saber de una manera realista quien eres. Exacerbas tus virtudes y escondes o te avergüenza de tu lado obscuro, que todos tenemos. Y que todos tenemos la responsabilidad de conocer, si quieres convertirte en un buen Jedi.

Amarte a ti mismo es verte a ti mismo como un todo. Es saber cómo lidiar con tu obscuridad. Es saber cómo responder a las partes feas de la vida. Y también es no tener miedo a tu luz, por absurdo que parezca, muchas personas tienen mucho miedo de brillar.

Te compartiré algunas reflexiones hechas a lo largo de la vida, no solo por mí, sino por personas como Brianna W. entre otros autores que comparten sus experiencias de estar en una relación sana contigo mismo, para tener una relación sana con el resto de las personas, en este caso del artículo, con tu pareja.

Lo mucho que te amas es cuán pacífica, humilde y elegantemente vives tu vida.

Lo mismo aplica para las relaciones. No es la atracción lo que hace que una relación dure. No es un interés común, una visión compartida a largo plazo, o incluso un compromiso. Esas cosas determinan si una relación comienza o no; la forma en que se tratan cada día determina si una relación dura o no.

Y si estás de mal humor todos los días, tu relación será infeliz todos los días.

Si no tienes el coraje de perdonarte a ti mismo, no tendrás la capacidad de aceptar a tu pareja, así como es, con su luz, pero también con su lado obscuro…así como el tuyo.

Si ves tu vida a través de los ojos de otra gente, de sus opiniones, de sus gustos, elegirás una relación por su aspecto.

Si no sabes cómo tomar las cosas malas en la vida y encontrar en ellas una lección, no sabrás cómo tomar las partes malas de tu relación y encontrar en ellas un crecimiento.

Si no puedes honrar lo que estás sintiendo, no podrás respetar lo que está experimentando tu pareja.

Si no sabes cómo ser auténticamente tú mismo, no sabrás como amar genuinamente a otra persona.

Si no sabes cómo ser amable contigo mismos cuando más lo deseas, no serás amable con tu pareja cuando él o ella más lo necesiten.

Si no eres lo suficientemente bueno para ti mismo, nadie será lo suficientemente bueno para para ti tampoco.

Si estás celoso de lo que otras personas tienen, terminarás tu relación debido a lo que temes no tener.

Si no crees que tienes el poder de cambiar tu vida ahora, no creerás que tienes el poder de cambiar tu relación alguna vez.

Si juzgas todo lo que haces, serás pesimista sobre todo con lo que hace tu pareja.

Si esperas que todo en tu vida sea fácil, no invertirás en una relación que valga la pena.

En una entrevista a Enriqueta Olivari, ella decía que Amarse a uno mismo es, ante todo, aceptación incondicional y completa de todos nuestros aspectos.

Tenemos que empezar amando a nuestro cuerpo tal cual es, sin forzarlo a ajustarse a un modelo que nos han impuesto. Amarlo, cuidarlo y respetarlo por dentro y por fuera, incondicionalmente.

Lo siguiente es aceptar y saber expresar adecuadamente todas nuestras emociones, pues cada una de ellas cumple una función positiva, si sabemos cuál es y cómo hacerlo. De lo contrario, nos deprimimos, sentimos ansiedad o caemos enfermos. Por eso la expresión adecuada de lo que sentimos es fundamental para llevar una vida sana y plena de vitalidad.

También hay que aprender a usar nuestra mente, para que podamos utilizarla a nuestro favor, y no en nuestra contra. La mente es una herramienta magnífica, si sabemos cómo sacarle provecho.

Y también es importante conocernos y amarnos a nivel del alma, para crecer espiritualmente y tener vidas realmente significativas.


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