Recapitulando: mi primera clave para amarme es el autoconocimiento: me atiendo, me consiento, me escucho, descubro quien soy y desde donde hago las cosas: “miedo o amor”.
Mi segunda clave es la aceptación. Todos los que estamos en este plano estamos aprendiendo y tenemos morando dentro de nosotros una dualidad a la que también debemos abrazar pues aunque estamos trabajando en ser “las mejores versiones de nosotros mismos” moviendo nuestro SER a la luz, es inevitable reconocer que también tenemos una sombra y esas dos partes son las que nos constituyen, como un símbolo del ying y el yang y nos dan como resultado ese todo que somos.
Los iluminados que conocemos no estuvieron exentos de tocar esta parte sombría en algún momento de su andar por la tierra.
Jesús y Buda, por ejemplo, sintieron en algún momento su sombra. Se lee en la Biblia, que un día Jesús entro al templo enfadado y saco a los mercaderes que allí se encontraban vendiendo: “Habéis convertido la casa de mi padre en una cueva de ladrones” (Mateo 21:12-16).
Siddharta Gautama, por otro lado, abandono a su mujer y a su hijo para buscar la forma de erradicar el sufrimiento humano, al final antes de alcanzar la iluminación se enfrentó al demonio Mara – que se dice en realidad eran sus propias resistencias –.
Todos los seres humanos que estamos experimentándonos en este plano estamos aprendiendo. Anllely tiene malos días, Anllely tiene inseguridades, Anllely tiene miedos y es normal y está bien.
Aun no conozco a nadie que este 100 x 100 bien 24 x 7 sin parar. Yo me considero feliz pero tengo mis instantes de búsqueda y dolor que me hace por momentos desconectarme de mi.
Ahora, lo importante no es estar siempre bien o mal, lo verdaderamente importante es aceptarnos. Tenemos que aceptarnos a nosotros mismos porque al no aceptarnos estamos generando una incapacidad de aceptar a los demás y los juzgamos.
Y así hacemos correr nuestros días, criticando a unos, reprochando a otros “porque tu dijiste”, “porque tú eres malo”, “porque escribes puras cosas que parecen quejas”, y por eso traemos todo ese relajito dentro de nosotros porque poco nos aceptamos a nosotros mismos y por ende poco aceptamos a los demás.
Me acepto el día que realizo mi trabajo como nunca y mi jefa me felicita pero también me acepto el día en que me levanto tarde, las cosas no me van saliendo como quería y me siento molesta.
Tenemos que amarnos con nuestra luz y obscuridad, nadie es perfecto, nadie lo hace todo bien, nadie vibra solo en el amor 24 horas. Vamos a dejar de exigirnos perfección unos a otros porque eso es crueldad y en su lugar vamos a acogernos unos a otros con él “todo” empezando a aceptarnos con el “todo” a nosotros mismos.
Otra clave para la autoestima es el dialogo interno: como me hablo a mí misma. Es fundamental que este dialogo lo hagamos como si estuviéramos hablando con la persona que más admiramos: con respeto, con amor, evitando juzgar, es decir, desde una aceptación plena. Si cuando el día no me va como lo pensé empiezo a rezar dentro de mi mente “No hago las cosas bien”, “no sirvo” “soy una tonta” hay que parar.
Tendríamos que dejar de separar las cosas como buenas o malas y desde el solo “son” – pues es también aceptar que, como bien decían las abuelitas “por algo pasan las cosas” – mirarlas desde la neutralidad y desde aquí tener un dialogo dulce con nosotros mismos. Si el día nos va “tratando mal”, no hay porque contribuir a que pueda ser peor.
La cuarta clave es: Quitarnos la idea de que el amor viene de fuera, que tienen que ser los demás quienes me digan que me admiran, que me quieren, que soy valioso para que pueda hacerlo yo.
No podemos esperar a que los demás nos den lo que nosotros no nos podemos dar, pues el único responsable de las cosas que pasan – y como pasan – soy YO.
Y he aquí la parte más fuerte y medular de este escrito “Si yo no me amo, nadie lo va a hacer por mí” pues nadie nos puede sustituir en la existencia.
La vida te recuerda constantemente que no tienes que hacer nada para que te quieran, solo tienes que ser tú, ya por el mero hecho de SER eres digno de amor, ¡Porque eres una extensión de Dios! Vívelo, créelo, respíralo y en medida que lo creas generaras esa realidad de magia en tu mundo.
El universo es mental y si yo corrijo mi forma de pensar corrijo mi vida.
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