Pastor Alfonso Herrera Lastra
En cierta ocasión un hombre rico y emprendedor se quedó asombrado mientras pasaba por la orilla del lago cuando vio a un pescador tranquilamente recostado junto a sus barca contemplando el mar apaciblemente después de haber vendido el pescado que había recogido durante la noche de trabajo, se acercó algo airado a donde se encontraba el hombre y le dijo:
– ¿Por qué no has salido a pescar de nuevo?
– Porque ya he pescado bastante por hoy, – respondió tranquilamente el apacible pescador.
– ¿ Y por qué no pescas más de lo que necesitas? Insistió el caballero.
– ¿Y qué voy a hacer con eso? – preguntó a su vez el pescador.
– ¡Ganarías más dinero! ¡Podrías poner un motor nuevo que haría más potente a tu embarcación y podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces, ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon mucho más fuertes, con las que sacarías más peces y como consecuencia tendías más dinero, pronto ganarías para tener dos barcas y hasta una gran flota y serías rico y poderoso como yo!
– ¿Y que haría entonces? – preguntó de nuevo el pescador, con la misma paciencia y respeto al hombre que le estaba aconsejando
– ¡Podrías sentarte y disfrutar de la vida! – respondió aquel hombre rico y emprendedor.
– Y… ¿qué crees que estoy haciendo en este preciso momento? – respondió sonriendo el apacible pescador.
– ¡eso es precisamente lo que hago!
¿Qué gran lección ¿No?. El punto es encontrar el equilibrio en la vida de lo que estamos haciendo y lo que estamos disfrutando. No es ser personas negligentes y perezosas que no aprovechamos las oportunidades que la vida nos presenta. Tenemos que ser lo suficientemente prudentes y sabios para parar y disfrutar la vida. Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas.
Se dice que en una ocasión Alejandro el Grande se dirigía a cierto pueblo para conquistarlo. Sus hombres venían cansados de una ardua lucha que habían librado apenas algunos días atrás. Cansados, sedientos y algunos heridos caminaban a paso forzado siguiendo a Alejandro en su sed de seguir conquistando más. Uno de sus generales se acerco y con mucho respeto le dijo: – Mi Señor, le pido pare la marcha, nuestros hombres están cansados y necesitan descansar y tomar fuerzas…¡también un gran hombre debe saber cuando parar!.
Hay un texto en las Escrituras que bien valdría la pena recordar: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1ª Timoteo 6:6 RV60).
Que tengan un excelente FIN DE SEMANA y Gracias por su atención.