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Con el cariño y eterno agradecimiento para los profesores que me motivaron a amar, investigar y dudar de todo, hasta encontrar la verdad infinita del conocimiento.

Hace un mes aproximadamente que niños y jóvenes retornaron a las aulas, esto despierta en mí, los recuerdos de la mejor y más feliz época de mi vida, pues conté con personas que me motivaron y dieron la guía para ser hoy un ciudadano de bien.

Estoy reviviendo de cerca la experiencia pues el más pequeño de mis tres hijos acaba de aterrizar en su primer grado de secundaria.

Este articulo va mucho desde mi experiencia como estudiante, como madre, pero también con el respaldo de 27 años como docente y catedrática.

Hoy veo niños y jóvenes muy inquietos rayando en problemáticos y difíciles, resultado de una sociedad en decadencia, y adultos, padres y profesores muy egoístas, vamos a ver porque mis palabras.

Detrás de un joven inquieto, existe una profunda inteligencia que no está siendo motivada ni encausada positivamente, poco tiempo de calidad en familia y mucha influencia y abuso en la “niñera/ guardería” tecnológica que acompaña nuestras vidas.

Un egoísmo en los adultos que pasan la mayoría del día cerca de los jóvenes, que podrían despertar mentes científicas, creativas, artísticas; Guiar por el camino de la lectura y la investigación, inculcar a los jóvenes el amor al conocimiento, pero no, tristemente, están más preocupados por la forma que por el fondo, les preocupa más que la libreta valla forrada de un color y plástico en específico, que por el contenido vertido en ella, les preocupa que 200 paginas vayan marginadas con tal marca de plumón, de tal medida de punto y color, que por la caligrafía y la ortografía, cuando recuerdo haber utilizado cada rincón de mis márgenes para las notas importantes y los resúmenes del tema.

Se les ha olvidado que cuando fueron jóvenes estaban de moda las carpetas y tomábamos apuntes en hojas sueltas, que luego archivábamos en casa por temas, ni siquiera requeríamos mochila, ahora veo jóvenes con 2 mochilas de útiles a cuestas, pero con ojos apagados y cerebros dormidos, quisiera ver esas libretas de esos compañeros profesores y catedráticos, a ver si estaban forradas y con margen o si en ellas estaba el valioso conocimiento que les entregaron sus educadores.

Donde quedó la parte lúdica y pedagógica de la enseñanza, donde el profesor que escucha y orienta con amor a su vocación, ahora todo son egos inflados exigiendo márgenes divinos, en libretas carentes de personalidad, vi que un profesor rechazo la libreta porque no le gusto el dibujo que el adolescente hizo de portada, le bajo punto en presentación y mato el sentimiento de diseño y arte del joven, cada uno debe crear su concepto de belleza, sea este abstracto, o minimalista, todo es válido. Por qué irle matando la ilusión diciéndole 5 veces al día que el mundo allá afuera es muy difícil y para todo se hacen filas al sol, programándolo a ser un indigente o un limosnero de la beneficencia pública, como si fueses de más orgullo formarse en una fila al sol para esperar que nos den algo, al contrario, decirles que afuera hay un mundo que transformar y que no son los hombres del mañana si no la generación del hoy, del reto, del cambio de la transformación.

Veo profesores que dejaron de ser luchadores sociales y se adaptaron a un sistema opresor y que exige letra por sangre, ya convertidos en un engrane más de la maquinaria que quiere uniformes perfectos y cerebros vacíos, porque es más importante una camisa blanca con logotipo, que una camisa limpia y bien planchada, es más importante tener el casquete corto para pedir trabajo que la tradicional trenza indígena que daba orgullo varonil a las etnias.

Es más importante el calzado de un color que saber bolear el zapato y llevar con ritmo una marcha.

Antes se desfilaba con el gusto de participar de la conmemoración de una gesta heroica, hoy se marcha a modo de competencia a ver que uniforme se ve más bonito.

Y nos quejamos de ninis, y fifís, y estamos formando clones, en lugar de dar valor a las diferencias y cualidades, en lugar de atender esas maravillosas mentes y de guiarlas a investigar y preguntar, vi a otro profesor que en clase al, surgir una duda en lugar de responder hace a un lado al alumno y dice como burócrata de escritorio “el que sigue”.

Así ¿qué intención tendrán nuestros hijos de luchar por transformar el mundo? cuando se los estamos entregando en un cuadrado estructurado lleno de egos vacíos, compañeros profesores, es hora de cambiar la forma por el fondo.


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