Así es, nadie da lo que no tiene, pero lo que no sabías es que podemos renovarnos cada día y aprender a recibir lo que en algún momento de nuestra vida nos faltó. Si creciste en un hogar donde hacía falta amor y convivencia, si alguno de tus padres o ambos no estuvieron presente en tu vida, o ambos.
Si sufriste abusos o violencia de cualquier índole. Si te enseñaron a vivir con carencia tanto económica como espiritual, si te quitaron tu dignidad. Si te etiquetaron como “bueno para nada” … lo que hayas vivido se puede sanar, y puedes llenar esa parte de tu vida con amor. Al sanar podrás ser capaz de dar a otros las cosas buenas que no tuviste y podrás vivir en plenitud.
Me han dicho: “Pero Gabriela ¡¡¡¿¿¿cómo voy a sanar??!!r, si me hicieron un daño horrible, tu no sabes!, tu no has vivido lo que viví, tengo mucho odio, mucho rencor, no puedo perdonar, no soy feliz”# etc, etc…
Todos los seres humanos vivimos experiencias fuertes, en grados y niveles diferentes.
He conocido gente muy lastimada, llena de heridas, de dolor y quiero decirte que, SI SE PUEDE SANAR, porque muchas de esas personas han salido de su prisión e infelicidad, y han encontrado como vivir cada día con pasión y ver el mundo de una manera diferente.
Primero debes estar dispuesto a vivir esta nueva experiencia a través del perdón propio y hacia los demás. Buscar terapia, llorar a mares y rodearte de gente diferente PARA QUE PUEDAS SER LIBRE. Cuando comiences a sanar, tu mente y tu corazón estarán listos para recibir todo lo bueno que hay para ti. Vas a encontrar un nuevo camino, vas a ver que puedes amar, abrazar a otros, dar cariño. Te vas a valorar, vas a buscar estar siempre bien. Dejaras de sentirte enfermo, triste.
Comenzaras a apreciar cualquier cosa por pequeña que esta sea: el sol, las flores, el aroma del café, el caminar por las calles, un helado, una reunión con amigos. Tantas cosas que hay que vivir y nos las perdemos por estar siempre en prisión. ¡Pero la buena noticia es que un día puedes despertar y decir BASTA! Hasta aquí llegue con mi dolor, ahora me toca ser FELIZ.
Busca un lugar donde te puedan ayudar, hoy en día existen muchos grupos de terapia, puedes ir y escuchar otros testimonios de gente que también ha sufrido y veras que no estás solo/a.
Siento que muchos están muertos en vida, y que a veces prefieren morir a cambiar.
Nunca es tarde para comenzar. Puedes romper tus cadenas, puedes transformar el dolor en una fuerza para impulsar tu vida hacia el bien.
El perdón como primer paso es un PODER, un poder para ser libre, para vivir sin cadenas, sin raíces de amargura, sin dolor, sin enfermedad. Tendrás paz mental y una enorme cantidad de energía emocional.
Mantendrás alegría y juventud, y sobre todo una vida llena abundancia. El primer paso para la curación es el perdón. Mientras estas en este proceso rodéate de gente positiva, lee libros o busca en internet frases que alimenten tu espíritu. Frecuenta otros lugares, viaja a otras ciudades.
Visualiza como quisieras que de hoy en adelante fuera tu vida y enfócate en lograrlo. Cuando menos te des cuenta estarás en otra frecuencia y poco a poco notaras que puedes dar a otros lo que te falto a ti. Es una decisión, es un cambio de actitud, se puede, si otros pueden, TU TAMBIEN
Las siguientes líneas fueron escritas por una mujer llena de dolor, una mujer que hoy a base de terapia pudo cambiar su vida.
“Hoy sé que me hice mucho daño, que el alma la tengo molida y que soy la única responsable de lo pasó y de lo que suceda en adelante. No es sencillo asimilarlo, duele, duele mucho y ese dolor no me permite conseguir y sacar el consuelo que me hace falta para darme cuerda y continuar.
No hay vuelta atrás y la frase ‘Dios perdona, pero el tiempo no’ retumba en mi cabeza no solo por el tiempo perdido sino por esas cosas dejadas al azar, por esos momentos que parecían insignificantes, pero que hoy tienen consecuencias en las que jamás reparé.
Crecí con la creencia de que la felicidad viene de afuera, que depende de otros, evadiendo la propia responsabilidad. El veinte no me caía. Hoy sé que no es así, que ese estado se alcanza y se forja de manera personal.
Puedo compartirte que en este momento no me queda otra cosa que aceptar y recoger los pedazos de mí, pegarlos otra vez, confiar y buscar una mejor manera de vivir, consciente de que quiero abrirme a otras posibilidades.
Ojalá tú que lees estas líneas seas capaz de detener el verdugo interno antes de que continúes en la ruta del dolor por el dolor. Busca ayuda profesional no esperes nada de fuera sino mucho de adentro. Ayúdate, no te pierdas, no lo hagas”.
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