Cúpula / Huachicol fiscal, pudrición y tragedia.
Columna publicada el martes 13 de mayo de 2025.
Ante la investigación que realizó el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en nuestro país la Fiscalía General de la República se apresuró a declarar que habían incautado millones de litros de diésel ilegal que entraron por los puertos de Ensenada, Baja California y Altamira Tamaulipas.
Hasta el momento se asegura que una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) urdió el mayor tráfico de combustible ilegal de la historia.
El gobierno estadunidense señala a los hermanos Morfín Morfín como los operadores del huachicol fiscal.
Sin embargo algunos analistas nacionales argumentan que esos capos no tienen la estatura para semejantes movimientos transnacionales; comprar millones de litros de diésel a empresas gringas, rentar buques de China y Singapur, circular el combustible en una docena de estados mexicanos.
Los mismos analistas afirman que detrás del mayor tráfico ilegal están grupos criminales asiáticos; triadas chinas.
El huachicol no es solo de entrada.
También están enviando crudo extra pesado a EU.
Se presume que la radiografía completa obra en poder de los Departamentos del Tesoro y Justicia de Estados Unidos, mientras que las autoridades mexicanas aún no pueden ofrecer una explicación coherente sobre una operación que embarra a las principales dependencias.
Se debe señalar que hasta el momento solo tenemos destellos, breves instantáneas de las instituciones involucradas.
Es evidente la participación de altos funcionarios de Pemex, la Agencia Nacional de Aduanas, el Sistema de Administración Tributaria (SAT), las Secretarías de Economía y Seguridad.
Se desconocen cuáles son los informes que tienen los órganos mexicanos de investigación como el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) antes CISEN o la Unidad de Inteligencia Naval de la Semar.
Alguna tarjeta deben tener sobre el mayor contrabando de combustible de que se tenga registro.
La realidad es que un tráfico de semejante calado exhibe la pudrición del Estado mexicano.
Se permitieron operaciones de este nivel por cantidades estratosféricas en sobornos.
Utilizar los puertos nacionales y valerse de dependencias federales para introducir millones de litros de diésel y de la misma forma enviar crudo extra pesado para refinarlo en la Unión Americana revela un Estado descompuesto hasta el tuétano.
Simplemente no existe explicación para este nivel de colusión.
Para añadir una capa de dramatismo al asunto se debe señalar que en México los principales operadores no están detenidos, ni procesados.
Durante algunos años la llamada Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) bajo la conducción de Santiago Nieto informó sobre la intervención de cuentas y fondos bancarios producto de actividades ilícitas.
Hoy nada se sabe de las ganancias millonarias que obtuvo el cártel y sus socios.
No hay incautación de cuentas, ni bienes.
Vemos un Estado inerte que no sabe cómo proceder ante semejante monstruo.
Esta pasividad exhibe al fiscal de la República y al titular de Inteligencia Financiera quienes están completamente rebasados.
Ni siquiera pueden hilvanar una declaración congruente ante el tráfico colosal.
Lo más grave es que todo indica que la situación podría continuar así.
El Estado mexicano seguirá como el gran omiso, el cómplice de cárteles que juegan en la esfera de los poderes globales.
Queda ratificado que la única justicia es la que imparte la Corte de Brooklyn.
Solo la intervención de Washington puede paliar este desastre.
De ese tamaño es la tragedia nacional.
cupula99@yahoo.com
TAGS