“¡Muchas gracias!” Estas dos palabras tienen un gran significado, y pueden ser enfocadas de muchas maneras. Pueden representar una expresión sincera de gratitud, para a un empleado por su excelente trabajo en un proyecto, para un compañero de trabajo, para un cliente valioso para su negocio, o para un proveedor por satisfacer una urgencia de una manera oportuna. O pueden decirse con sorna, en referencia al trabajo, comentarios o actitudes de alguien que no es apreciado.
Pero en este momento, cuando el calendario está llegando a su fin y la gente de algunas partes del mundo se está preparando para celebrar el Día de Acción de Gracias, me parece un buen momento para reflexionar sobre las cosas por las que verdaderamente nos podemos sentir agradecidos. ¿Por qué diremos, “¡Muchas gracias!” En la manera más positiva?
La lista de posibilidades es interminable. Desde el punto de vista laboral, podríamos estar agradecidos por un tener nuevo trabajo, una promoción, por un aumento, y la adición de autoridad y responsabilidades, incremento en los negocios, o el fortalecimiento de la marca y el impacto de la empresa dentro de la industria. Pero ¿y si no conseguimos que el trabajo que estábamos esperando? ¿O el muy necesario aumento de sueldo? O ¿sentimos que nosotros, o nuestro negocio, estamos estancados? ¿Podremos estar agradecidos por esas cosas?
¿Y a nivel personal?: Si hemos avanzado en nuestras finanzas, pagado facturas, pudiendo ahorrar o invertir un poco más, o ser capaces de hacer las compras especiales que hemos planeado hacer por mucho tiempo, podemos sentirnos agradecidos. Pero lo que si hemos sufrido reveses financieros, con gastos inesperados; o ¿hemos tenido que tocar constantemente nuestros ahorros para cumplir con obligaciones apremiantes? O hemos tenido que retrasar nuevamente las compras deseadas? ¿Cómo podemos estar agradecidos por ello?
Las mismas cosas podrían decirse acerca de las relaciones familiares, nuestra salud e incluso aficiones e intereses que buscamos en nuestras horas no laborales. Cuando las cosas van bien, sentirse y ser agradecido parece fácil. Pero en tiempos de gran lucha – no tanto. Entonces, ¿qué vamos a hacer? La Biblia ofrece sugerencias:
Hacer del agradecimiento una prioridad. Ser agradecido no debe ser un gesto simbólico, o una ocurrencia tardía. Incluso en medio de la búsqueda de una gran empresa, es importante hacer una pausa y expresar nuestra gratitud. “Cuando los constructores echaron los cimientos del templo del SEÑOR… Todos daban gracias al SEÑOR, y a una le cantaban esta alabanza: «Dios es bueno; su gran amor por Israel perdura para siempre.» Y todo el pueblo alabó con grandes aclamaciones al SEÑOR, porque se habían echado los cimientos del templo” (Esdras 3: 10-11).
Sea agradecido… independientemente. Nuestras percepciones de los acontecimientos y circunstancias pueden afectar nuestros sentimientos, incluyendo nuestro agradecimiento. Pero se nos instruye para expresar la acción de gracias en todas las situaciones, en parte porque no podemos reconocer de inmediato su propósito o entender su resultado final. “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5: 16-18).
Reconocer a Aquel a quien debemos estar agradecidos. Hay una tendencia cuando las cosas van bien para felicitarnos por lo que hemos logrado. La Biblia, sin embargo, nos recuerda que todas las cosas – las habilidades, talentos y oportunidades – vienen de Dios y debemos expresarle gratitud a Él. “Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre” (Salmo 100: 4).
Por Robert J. Tamasy