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¿Estamos en Paz?
Se cuenta que en lo alto de una montaña estaba un monasterio. Lo interesante para los turistas que le visitaban, era que el monasterio era poseedor de tres manuscritos muy antiguos, estos eran unos papiros que contenían una sabiduría plasmada por alguno de sus antepasados;  obviamente los monjes eran custodios de tan importantes rollos.
Las visitas de los turistas dejaban cierto ingreso, pero no lo suficiente. Los monjes que integraban el monasterio habían hecho votos de pobreza renunciando así a todo lujo y comodidad.

 

Tenían un pequeño huerto en el que diariamente invertían parte de su tiempo en cultivar algunas legumbres y frutas para su consumo. También un día a la semana bajaban al mercado del pueblo más cercano a recolectar lo que los comerciantes donaban para su sustento de manera desinteresada.

 

En cierta ocasión un ladrón logró de manera astuta robar dos de los tres rollos e inmediatamente se dio a la fuga por la ladera de la montaña.
Los monjes avisaron con rapidez al abad. El Abad al ser avisado de lo ocurrido corrió hacia una de las vitrinas que aun contenía el tercer rollo, lo tomó y salió en busca del ladrón hasta darle alcance. Cuando le tuvo frente a sí le pregunto tranquilamente:
– “¿Qué has hecho? Nos has dejado solamente con un solo rollo, y la verdad no nos va a servir. Nadie va a venir al monasterio a leer un mensaje que está incompleto y  tampoco tiene valor lo que nos robaste, pues igual…está incompleto; te propongo dos cosas, nos regresas lo que es del monasterio o te llevas también este tercer rollo, así tendrás la obra completa”.

 

El ladrón muy desconcertado por las palabras del abad, le dijo algo nervioso y asustado:
-“Señor, estoy muy desesperado, necesito de manera urgente dinero y estos rollos me serán muy útiles”. El abad, sin titubear le dijo: – “Bueno, toma el tercer rollo y llévatelo,  pues de lo contrario se va a perder en el mundo algo muy valioso… véndelo bien, estamos en paz”. Se dio la vuelta y lo dejó ir con aquél valioso tesoro en sus manos.

 

Los monjes que habían presenciado y escuchado el dialogo no llegaron a comprender la actitud del abad, también desconcertados pensaban que el abad se había comportado débil con el ladón, y que era el monasterio el que había perdido, sin embargo guardaron silencio por respeto a su autoridad.  Todos dieron por terminado el episodio.

 

Cuenta la historia que a la semana tocaron la puerta del monasterio a una hora en la que no estaba abierto al público,
Era el ladrón que había regresado; este pidió hablar con el abad. Le llevaron inmediatamente a donde éste se encontraba y el hombre de una bolsa que llevaba sacó los tres rollos:
-“Señor, aquí están los tres rollos, no son míos, los devuelvo, a cambio te pido que me permitas ingresar a tu monasterio como monje. Cuando me diste alcance, todo me  esperaba menos que tuvieras misericordia de mí y me mostraras tu generosidad como para darme el tercer rollo y que todavía me  dijeras que estábamos en paz… por favor perdóname, te lo digo arrepentido y con sinceridad, esa actitud tuya me ha hecho cambiar… mi vida se ha transformado”.

 

Ese hombre nunca había experimentado la grandeza del perdón la generosidad mostrada en una acción que la justicia se lo hubiera negado. El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, pero ahora era mucho más concurrido el monasterio no solo por los manuscritos antiguos que una vez más podían ser admirados sino por la historia del robo y del resarcimiento, y también el monasterio consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.

 

El agresor espera agresión, no un acto de misericordia. ¿Qué es difícil?
Por supuesto que lo es, no es fácil ni sencillo.

 

Nuestro ser clama por justicia (no venganza) cuando se nos ha herido o lastimado en cualquiera de sus formas, sea física o emocional.
Sin embargo hay algo que como seguidores de Jesucristo estamos llamados mostrar: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas” (Proverbios 10:12 RVR1995).

 

Yo quiero tomarlo como un reto en mi vida, necesito trabajar en eso… ¿Se une a mi?.
Un FIN DE SEMANA con un gran reto ¿no lo cree? Gracias por su atención.


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