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Furiosos Volcanes.
Esto ocurrió hace ya mucho tiempo, aunque quizá hay quien pueda recordarlo. Hubo un planeta muy pequeñito, muy joven pero completamente liso, es decir sin montañas. Un día le salió una montañita que poco a poco fue creciendo hasta los 1500 metros. Y así estuvo un millón de años. En este lapso de tiempo comenzaron a surgir en la gran llanura otras montañitas que también crecieron.

Con el tiempo, la primer montaña se fue irritando por la pérdida de su dominio hizo esfuerzos por crecer aún más y así logro alcanzar 300 metros más.

A medida que transcurría el tiempo creció algunos metros más en proporción a su orgullo hasta que un día se dio cuenta que en sus cumbres ya no crecían plantas…ya no había vida a causa del frío y de los fuertes vientos contrastando con las otras montañitas acariciadas por suaves brisas y estaban cubiertas de árboles donde anidaban miles de clases de aves, ¡que envidia!

A final de cuentas no pudo soportar esto y estalló convertida en un fiero volcán que envenenó el aíre y mató toda vida en su derredor desolando también sus propias laderas. Secó y arruinó también todas las montañas a su lado. Pasada la furia loca por fin pudo observar su obra y apagándose se arrepintió.
De sus laderas brotaron lágrimas en formas de fuentes purísimas a cuyas aguas regresaron de nuevo los pájaros y con ellos las semillas. El sol volvió a brillar cuando al fin se disiparon las cenizas. Como su tierra era nueva salida de las entrañas del planeta rica en minerales y gérmenes de vida, la montaña se hizo pronto hermosa, muy verde de nuevo y adornada de nubes que le dieron sombra y caricias.

Su vida contagió a las otras tierras y siempre vivió erosionándose, callando y humilde. Se convirtió en un frondoso valle de ríos y bosques que aún hoy se pueden reconocer.
Existe aprendizaje para todos. Para los que nos sentimos como la montaña que una vez fue egoísta todavía hay tiempo para florecer. Para los que estamos a punto de volvernos majestuosos, pero furiosos volcanes aún podemos evitar llegar más allá y arruinar nuestra vida.

Pero nunca es demasiado tarde si actuamos HOY con humildad. “…pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” (Isaías 66:2 RV60). Que tenga un excelente Fin de Semana y muchas gracias por su atención.


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