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“Vicente tiene 35 años y tres hijos, solo van a la escuela los dos pequeños, porque su hija Susana que apenas cumplió 15 años de edad, ya fue aceptada en la maquiladora donde trabaja desde hace 15. El patrón dice que todavía no le puede dar seguro social porque los tiempos son malos, y que mejor cuando se sientan enfermos en casa acudan al hospital de la mujer, o al hospital general, y que si sigue insistiendo lo mejor será que renuncie, hay mucha gente que quiere su trabajo.

Le pagan 800 pesos a la semana, y eso por ser el de mayor antigüedad, y que además muchas veces se queda como encargado de la maquiladora cuando su patrón se va de vacaciones. Susy, su hija, solo ganará 500 a la semana por ser menor de edad, y porque se trató de un favor especial para Chente.

Nunca alcanza el dinero y después de tanto tiempo hasta se han acostumbrado a vivir con hambre siempre, y cuando se sienten mal es mejor ir a la consulta gratis de similares, porque en los hospitales del gobierno siempre los tratan mal; la ayuda del gobierno nunca llega, o por lo menos a Chente le han quedado a deber; Vicente y su familia son pobres, pertenecen al grupo de extrema pobreza, como dicen los expertos”.

De acuerdo al informe de CONEVAL (Consejo Nacional de evaluación de Políticas de Desarrollo social) presentado recientemente, donde se evalúa la pobreza en México en los últimos 10 años, la pobreza disminuyó un 2.5% en un país de más de 120 millones de habitantes; la pobreza extrema sigue viva con casi el 10% de la población –donde camina Vicente-, y entre muchos datos vertidos destaca: casi el 50% con ingresos insuficientes para adquirir la canasta básica (es decir para COMER), y casi el 60% sin seguridad social, que no solo implica la atención médica, casi siempre incompleta y tardía, sino la imposibilidad de cotizar para soñar con una pensión para el retiro.

Existe en este informe de alta importancia, muchos datos que sin que nos los digan los vemos diariamente. La pobreza no se puede esconder y el hambre se dibuja en el rostro; nuestro pueblo tiene hambre y si creyeron que con “cruzadas contra el hambre” se resolvería el problema, ¡cáspita ¡la realidad es que la añoranza de comida sigue, y que los comedores con ruedas del pueblo del que tanto se ufanaron, se encuentran perdidos o ya en domicilios privados porque el proyecto social fue un total fracaso.

Existe muchos Méxicos, el del norte como Nuevo León, donde la pobreza se encuentra solo en el 20%, y el de sur donde más del 60% son pobres, muy pobres; existe el de los acomodados, que con palancas siguen gozando del robo mediante la corrupción, o de lo que hicieron antaño, y que el presidente López Obrador solo señala, se regodea y no hace nada, nada;

El México de los afortunados que tienen trabajo, y de los que tienen que danzar en el comercio informal, donde son víctimas más fáciles de la extorsión, y que sin tener alternativa terminan formando parte de la ecuación de la podredumbre de la trampa y la corrupción.

El informe de CONEVAL es para reflexionar y darnos cuenta que las acciones gubernamentales en estos 10 años han sido inútiles y de un gasto inconmensurable, donde seguramente muchos nuevos ricos existen con departamento en Miami, o casas en Acapulco, porque el robo desde la autoridad se expresa a trasluz fehacientemente desde este informe.

Es obvio que un pueblo con hambre será proclive a todos los males. Hoy día los estados de centro-sur de la república acaparan la violencia, el asalto y el homicidio; el hartazgos se multiplica como la peste negra, y no es extraño que en Puebla por ejemplo, ocupe el segundo lugar donde la gente se hace justica de propia mano, con linchamientos macabros a ladrones, secuestradores o extorsionadores como sucedió recientemente donde inclusive a inocentes ajusticiaron; porque no es suficiente con una conferencia por las mañanas donde el presidente dice que vamos bien y de buenas, cuando un nuevo día anuncia miedo a salir a la calle, a la carretera y que el hambre carcoma las entrañas.

Nunca la pobreza se ha resueltos con dádivas, y el hambre con comedores ambulantes. Nuestro pueblo requiere fuentes de trabajo, pero trabajo DIGNO, donde la remuneración sea justa y que el trabajador pueda tener esperanza que con su esfuerzo escalará peldaños día a día. Hoy día la mitad de los que tienen la suerte de ser asalariados no cuentan con seguridad social, y están siempre pendiendo del despido y del incumplimiento mínimo de la ley del trabajo, por ejemplo, en relación a las horas trabajadas.

El pueblo está llegando al límite, y la expresión genuina de esta tragedia es cuando empieza a perder la capacidad de asombro. Ya da lo mismo que nos digan de 19 asesinados y colgados en Uruapan, o de que muchas carreteras del país se encuentren bloqueadas por muchas horas; ya no interesa a la gente el que una antigua funcionaria acuda al juzgado acusada de robo por más de 5 mil millones de pesos, y lo haga como si fuera a un desfila sobre alfombra roja o a recibir un premio, altiva y desafiante. ¡no te preocupes Rosario¡, cómo le dijo Peña Nieto en su momento. Los noticiarios estelares de la t.v. solo muestran el saldo de muerte de las últimas 24hs.

Cuando el pueblo pierde la capacidad de asombro, inicia la revancha inexorablemente. Si el presidente piensa que el pueblo, bueno, el pueblo sabio lo va a esperar mucho tiempo, cuanto lamento decirle que el abismo está muy cerca, muy cerca.


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