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Introducción

A manera de anécdota,  recientemente tuve la oportunidad de ser sinodal en un examen de posgrado en el área de  educación, y la sustentante manejo durante su exposición una frase que me impactó en demasía: una correcta expresión oral, da seguridad a la persona. Y me adhiero a esta opinión, pues muchos de los que en algún momento hemos tenido la oportunidad de ser docentes, encontramos que el que más lee es el que mejor sabe expresar sus ideas, es decir, una persona que esta habituada a leer tiene un léxico más amplio, que le permite tener una mejor comunicación, y en la mayoría de los casos tener un pensamiento crítico.

El pensamiento crítico es  una forma de pensar de manera responsable, relacionada con la capacidad de emitir buenos juicios. De tal suerte que es un mecanismo que permite a quien está genuinamente interesado en obtener conocimiento y buscar la verdad y no solo salir victorioso al argumentar (González, 2006).

Un buen pensamiento, refleja que su autor es  una persona que en el transcurrir de su vida, ha acumulado un sinfín de información producto de la enseñanza de la vida y de la enseñanza académica, ambas son válidas y de la combinación de éstas, discurre el autor de este ensayo.

Desarrollo.

Todos los seres humanos pensamos, ya que esto es parte de nuestra naturaleza, ya los decía Descartes: Dudo luego pienso, pienso luego existo. Sin embargo, desde que el hombre pobló la tierra por decisión del ser supremo, quedo claro que sería el lenguaje la forma en que se podrían enlazar todos los pensamientos y, desde luego, podría fomentarse la comunicación en la raza humana.

No obstante, no todos sabemos expresar lo que pensamos, y en muchas situaciones, nuestros pensamientos se encuentran dispersos e imprecisos; si se nos presentan problemas, no podemos darles solución de manera correcta, pues no tenemos organizados ni estructurados los pensamientos que poseemos.

La gente que en algún momento tiene la posibilidad de asistir a un aula de clases, tiene mayores posibilidades de contar con pensamiento crítico, en relación con aquellos que no están en esta misma situación; pero esto no es una regla general, pues lo que realmente potencializa la posibilidad de dar una estructura coherente y correcta a nuestros pensamientos se da a través de la lectura. Bien es sabido que muchos alumnos en etapas universitarias no tienen el hábito de leer, y por tanto, su forma de expresarse verbal y por escrito es precaria y, en muchas de las veces nula.

Por lo que podríamos plantearnos la siguiente interrogante: ¿Qué permite que las personas puedan contar con un pensamiento crítico?

La respuesta a esta interrogante la encontramos en el uso de la lógica y argumentación como instrumentos indispensables para la construcción de pensamientos correctos y coherentes.

La lógica que etimológicamente se traduce en el “tratado de la palabra”,  permite tener plena adecuación de la realidad en la mente; a mayor conocimiento de la realidad, mayor conocimiento de la verdad, y por tanto cuando nos apartamos de lo real nos volvemos subjetivos; la subjetividad no es criterio de verdad, sólo en la moral.

De ahí que sea importantísimo el uso de la lógica ya que nos permitirá conocer los estados de la mente, los cuales son: a) Ignorancia, que es la no adecuación de la realidad con la mente; b) Duda, que como método posibilita la profundidad del conocimiento; c) la opinión, que es decir algo de la verdad sin seguridad de la misma; d) la verdad, que es la adecuación de la realidad con la mente y e) la certeza, que es la seguridad con la que se afirma la verdad.

Por tanto, tal y como se expone en este trabajo, los pensamientos se generan a través de la experiencia que la escuela de la vida nos da o por la experiencia académica, pero en ambos sentidos, su base se centra en la lectura, que permite a las personas autorregularse y autocorregirse, por lo que de esta manera pasamos de las ideas y de los  juicios a los argumentos. Siendo esta la forma plena de patentar el pensamiento crítico pues, sin duda alguna la mayoría de las personas solo quedamos en el nivel de las ideas y de los juicios, entendiéndose por las primeras, aquellas estructuras simples del pensamiento, compuestos por sujeto, verbo y predicado, y a las segundas, como la unión de dos o más  ideas. Siendo en el peldaño más alto de la estructura de la lógica los argumentos, que pueden entenderse como la unión de dos o más  juicios.

No obstante de ello, cuando no conocemos la importancia de la lógica, nuestros pensamientos solo quedan en el rango de ideas y juicios, por lo que es muy limitada la forma en que podemos afrontar las situaciones diarias con alto grado de confiabilidad. Una persona que cuenta con pensamiento crítico puede realizar lo siguiente:

  • Formula problemas y preguntas fundamentales, con claridad y precisión
  • Reúne y evalúa información relevante utilizando ideas abstractas para interpretarla efectivamente.
  • Se comunica efectivamente con otros para idear soluciones a problemas complejos

Lo que nos permite  estructurar  pensamientos verdaderos, y contar con la certeza de que los mismos lo sean. Así pues, un buen hábito de la lectura, nos permite tener un pensamiento crítico, que como consecuencia lógica impacta en una seguridad en la persona en su desenvolvimiento claro al momento de argumentar o simplemente de expresar ideas o juicios ante un público, como es el caso del trabajo que desempeñamos los docentes.

Conclusión.

El uso de la lógica y de la argumentación  impacta fuertemente en el adecuado uso  de la lengua  y  el  pensamiento crítico. Pero para ello es menester que estemos habituados a la lectura, pues amplía nuestro vocabulario, mejorando nuestro léxico para emplearlo en la comunicación verbal o escrita. Por lo que sugiero atender esta situación para facilitar nuestro quehacer como docentes ya que nos dará seguridad en la difícil labor que desarrollamos: formar íntegramente a nuestros alumnos.

Referencia

González Zamora H. Pensamiento Crítico y el Proyecto educativos de la Universidad, Icesi, 2006, en prensa.


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