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Hace unos días, a las 11 de la noche mi hijo me propuso ver con él una película a cambio de contar con el privilegio de cubrirme con su cobertor de animalitos. La misión consistía en quedarnos mirando “Kung Fu Panda”, película que he visto hasta el cansancio y pertenece a mi colección de favoritas por muchas razones.

Sin embargo, mientras mi hijo a los 15 minutos dormía ya plácidamente, me quede enredada en la lucha de Po por demostrar que  podía con el paquetazo de ser el nuevo “Caballero Dragón” y mientras esto sucedía, tigresa, víbora, mantis, grulla, mono y hasta el maestro Shifu batallaban con su ola de emociones al estar seguros del error que el maestro  Oogway había cometido al elegirlo.

Algo que resalto de la película es la persistencia que tiene Po para cumplir su sueño, pues recordemos que Shifu trata de “cansarlo” regañándolo y ridiculizándolo para que abandone el entrenamiento que lleva con los Cinco Furiosos, quienes también le hacen bullying, pero finalmente después de los consejos de Oogway logra soportar el entrenamiento y hacerse querer por los otros guerreros.

Todo esto me hizo admirar – y envidiar –  a Po pues estaba demostrando ser un panda de esos que los filosóficos llamarían Estoico (superpoder que honestamente me gustaría tener cuando me convierta en heroína)

Actualmente se utiliza este término  para referirse a alguien que se mantiene calmado bajo presión, o en otras palabras que posee una gran inteligencia emocional, pero la teoría original va más allá de esto.

Zenón de Citio, nace en Chipre, que en 336 A.C. era una colonia perteneciente a Grecia. Siguiendo la profesión paterna, se dedica al comercio hasta los 45 años cuando funda su escuela en Atenas donde da lecciones en el denominado “pórtico pintado” que en griego se dice Stoa Poikilè.

De la palabra stoa o “pórtico” deriva el nombre de la escuela de Zenón, por eso se le llama a su filosofía estoicismo.

Los Estoicos creían firmemente en el destino pues decían que este regia el hacer del hombre y este sería feliz siempre y cuando lo aceptara.

También afirmaban que todo estaba operado por una red de causa y efecto, resultando una estructura racional del universo a la que llamaron logos, por lo cual no tenemos control con lo que pasa en nuestro alrededor pero lo bonito del asunto es que si podemos controlar lo que pensamos y sentimos sobre los eventos que ocurren.

En lugar de imaginar un mundo rosa y bonito con grandes cargas de positivismo, los estoicos veían el mundo como realmente es al mismo tiempo que buscaban mejorarse por medio de cuatro virtudes cardinales.
Sabiduría: consiste en ver las cosas tal como realmente son, sin pasarlas por los filtros de nuestros modelos mentales, nuestros prejuicios o preocupaciones.
Templanza o autodisciplina: se refiere al equilibrio de la mente, a la ecuanimidad.
Justicia: ser justo con los demás incluso cuando has hecho algo malo  (de cualquier manera Los estoicos creían en la ley del karma, por la cual recibes lo que das).
Y Coraje o fortaleza: Ser fuertes ante la adversidad.

La idea de los estoicos es que aquellos que han cultivado virtud y autocontrol en ellos mismos pueden aportar cambios positivos en otros.

La filosofía estoica ayudó al emperador romano  Marco Aurelio,  “El Sabio”, a lidiar las batallas y la perdida de varios de sus hijos. Siglos más tarde, el diario de pensamientos de Marco Aurelio consolaría a Nelson Mandela durante los 27 años  que pasó en prisión por la lucha racial en Sudáfrica. Una vez libre y después de ganar las elecciones Mandela siguió predicando paz y reconciliación.

Actualmente la psicología moderna retoma algunas ideas estoicas.

La  Terapia Racional Emotiva Conductual nos invita a pasar nuestra actitud de auto derrota, a suplir nuestros pensamientos negativos y exigencias absolutistas.

Por otro lado, la logoterapia de Frankl, que como lo mencione en un artículo anterior, nació mientras se encontraba dentro de un campo de concentración, se basó en le principió estoico de provechar nuestra fuerza de voluntad para llenar nuestras vidas con significado incluso en los momentos más difíciles.

Desarrollar un pensamiento estoico, sin duda pienso, sería de gran ayuda para hacer más transitables nuestros días.

Esta escuela filosofía nos dice que debemos tener fortaleza ante las adversidades, pues por muy mala que sea su situación las cosas siempre podrían ir peor, por ejemplo: si te cortó tu novia, siéntete afortunado de no estar enfermo, si estas enfermo, siéntete afortunado de no estar muerto, pero si estas muriendo ¡alégrate! Pues tus problemas terrenales están a punto de morir contigo.

También sostienen que la felicidad viene del interior de la persona, no de las cosas materiales ni de las personas que te rodean. Si tu felicidad la depositas en las cosas materiales, estas pueden romperse, extraviarse o ser hurtadas y con ellas te sentirías el hombre más triste de la tierra.

Pero cuidado, pues la felicidad tampoco puede venir de tus familiares, ni de tu pareja, ni de tus amigos, pues estos pueden hartarse de ti, bloquearte de whats, sacarte del Facebook o incluso morir y con ello desaparecería tu felicidad.

Definitivamente, la próxima vez que mi maestro Shifu me pregunte que deseo le pediría a Dios, sin dudarlo pediría ser Estoico.


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